31.12.08

"La propuesta era lumpenizar el lenguaje" (archivo, 2002)

Entrevista a Domingo de Ramos
Por Luis Fernando Chueca y Christian Estrada ¿Cuál fue, en su momento, la importancia de Kloaka? Kloaka fue una irrupción en la literatura peruana con la propuesta de lumpenizar el lenguaje. En realidad, había dos corrientes dentro del grupo, por un lado una actitud “popular” y una actitud “lumpenesca”. Esta última se ve en lo que vendrían a ser después libros como Arquitectura del espanto y Homenaje para iniciados, el segundo libro de Róger Santiváñez.
¿Por qué lumpenizar el lenguaje en la poesía? Porque, por ejemplo, la actitud de Hora Zero no fue lumpenizar el lenguaje, sino desde la forma exteriorista tratar ese lenguaje. No iban a la esencia, sino solamente a la forma. Nosotros profundizamos eso, porque no éramos provincianos que veníamos a estudiar en la universidad, sino ya legítimos herederos de los primeros provincianos en Lima. Entonces, manejábamos desde ya incorporado ese lenguaje.
Eso se ve en la poesía de Róger, en la tuya, en la de Dalmacia –aunque ella no fue integrante oficial de Kloaka–, pero no tanto en Heredia… Esa es la otra corriente, la “popular”, en el sentido de que a Heredia, por ejemplo, le gustaba la música popular, criolla, y a partir de un mundo como Barrios Altos, clasemediero, poetiza de esa forma, como si fuera un vals a lo Felipe Pinglo.
¿Y la relación entre esas dos corrientes al interior del grupo? Se alimentaban mutuamente, pero siempre manteniendo esa línea difusa, pero que se notaba a la hora de escribir.
¿Qué buscaban con esas dos líneas? Un lenguaje esencialmente urbano, peruano; un mundo donde ese lenguaje sea una marca de identidad de los jóvenes. Una forma de saber que ese universo existe,y que ya no es subterráneo. Además, el lenguaje de Kloaka es político-literario –lo que venía por herencia, porque muchos de nosotros éramos militantes de partidos de izquierda y veníamos de esa formación– y por lo tanto era confrontacional, tanto en el lenguaje como en lo político. Así es que todavía hacíamos comunas; Kloaka quiso ser una comuna. Y esto se legitimaba porque eran los años 80s donde todavía existía la posibilidad de cambios radicales y éramos legítimos herederos de una tradición polìtica de izquierda que creía en la revolución que supuestamente estaba a la vuelta de la esquina.
¿Llegaron a serlo en algún momento? Nunca se produjo porque había problemas de logística. No teníamos posibilidad.
Se ha dicho varias veces que la violencia que se vivía en la sociedad, es llevada también hasta el plano del lenguaje, ¿de allí la propuesta de lumpenizar, del lenguaje “esquizoide”? Sí, porque la experiencia fue tan dura, tan brutal, que en realidad esa violencia atravesó toda la sociedad, de cabo a rabo. Y en el lenguaje eso se transmite a través de los giros idiomáticos que a propósito tratan de romper todo una armonía léxica, ortográfica... La violencia se transmite en todos los poemas.
Al mismo tiempo que ustedes estaban denunciando de algún modo la violencia cotidiana y política, proveniente del estado; en la lectura de los manifiestos y poemas se vislumbra algún tipo de violencia… Entona en todo caso, entona con toda la atmósfera de ese momento, poética e ideológicamente. No sé si en los 90 lo seguimos haciendo. Creo que cambió mucho esa perspectiva en los 90, la caída del muro de Berlín... Pero, obviamente, el desencanto con respecto a los proyectos colectivos ya venía desde los 80. Nosotros, como parte de esa herencia, seguimos esa línea, tan así que nos burlábamos de nosotros mismos, nos expulsábamos nosotros mismos como si fuéramos partidos trotskistas. Y la imitación de la realidad y los fenómenos sociales se da dentro de este movimiento.
Kloaka plantea la urgencia de mirar lo que está ocurriendo y lo refleja, de algún modo, hasta niveles dramáticos; pero al mismo tiempo con los partes de expulsión y esas parodias de la izquierda, también lo lleva hasta niveles cómicos. ¿Cómo conciliaban eso? ¿Se tomaban en serio ustedes mismos? Yo creo que no nos tomábamos muy en serio, en el fondo. Hacíamos esto como parte de querer salir de allí. Y cuando nos poníamos serios decíamos: “Vamos a ser la conciencia vigilante de lo que pasa en la sociedad peruana”, que es una postura pedante. Ahí se ve que si uno se pone serio, se autodestruye, porque sencillamente éramos incapaces de transformar la sociedad, la realidad. Si tomábamos en serio esa incapacidad, nos autodestruíamos o bien militaríamos en un partido de los alzados en armas, y eso supondría el silencio total.
¿Realmente las personas expulsadas no formaban más parte de las reuniones? Claro, y eso era una parodia. Las expulsiones sí se daban, y en esos momentos de lucidez y borrachera decíamos “hay que expulsarlo”, y lo expulsábamos, y ya no era parte del “cielo concéntrico”, como nosotros decíamos.Pero esta idea de la expulsiones lo propuso el pintor Carlos Enrique Polanco como no asistían a las reuniones ni a los recitales fue uno de los motivos. Yo no estuve en ese momento y yo lo vi ya en un documento oleado y sacramentado.
La propuesta político-ideológica de Kloaka tenía que ver con la situación de guerra que vivía el país, pero tenía que ver también con un deseo, una utopía mucho mayor, una propuesta de realización humana en toda su plenitud... Eso es cierto, era una utopía. Como dice la contracarátula de Kloaka, 20 años después: “Kloaka desde su fundación ha reivindicado la vida, la intensa realización de la vida, es decir la liberación más perfecta de oponerse al dolor social que nos golpea todos los días y a cada momento...” Esa utopía era posible, en menor escala, de hacerse. Y nosotros la creímos, queríamos ser una comunidad, que iba más allá incluso, porque decíamos “somos pansensualistas”: creíamos que todas las posibilidades amatorias eran posibles en esa comunidad.
¿Cuándo se dieron cuenta de que su propuesta de plenitud no era ya posible en el Perú? ¿Eso tuvo que ver con el final de Kloaka? Creo que pasada la efervescencia y la actitud de enfrentar lo que estábamos viviendo. La propuesta de los miembros de salir del país, por ejemplo. Al no poder contrarrestar la realidad, al no poder cambiar ni su propia vida incluso, entonces varios optan por salir. Primero se va Velarde, luego Polanco, y de ahí viene ya la otra migración. Los que se quedan se refugian en sí mismos, o se autodestruyen con las drogas. No les queda otro camino.
Ustedes están celebrando veinte años de la fundación de Kloaka, ¿cuál es, a la distancia, la importancia de Kloaka en el desarrollo de la poesía peruana? Hay aportes posteriores del movimiento, que cada uno ha ido desarrollando, y a la larga se nota que ese laboratorio que fue Kloaka se consolida en la producción de algunos miembros, porque muchos de ellos todavía están produciendo y tienen algo que decir. El lenguaje lumpenesco, peruano, del habla en Lima, es –me parece– gravitante, porque esta fusión provincia-urbe se ha dado ahí en realidad. Ese lenguaje viene desde el fondo, ya no es un subterráneo, emerge. Va a salir un estudio de José Antonio Mazzotti, Poéticas del flujo, donde ubica perfectamente estos lenguajes que se contraponen con la “poética femenina” o las otras corrientes de los 80, porque no se rigen por los cánones establecidos: Kloaka es un movimiento no canónico, completamente distinto, y la academia no lo recibe bien, no le da importancia en la medida en que transgrede sus lenguajes prestigiosos.
¿La trangresión la relacionas con el silencio que has mencionado frente a la aparición de Kloaka, 20 años después o a la importancia de Kloaka en la poesía peruana? Toda la crítica peruana ha soslayado el movimiento Kloaka, salvo González Vigil que sí habla de él, pero tampoco profundiza, como sí ha hecho con Hora Zero. A mí me parece que ahora, después de veinte años, hay jóvenes en provincias y en Lima que están muy deseosos de conocer qué ha sido y qué es Kloaka. Me parece que a partir de ahí va a haber una reflexión sobre Kloaka; ya no de estos viejos críticos, sino otros, con una mentalidad más abierta, capaces de entender esa onda de los años 80.
Decías hace un momento que la propuesta de Kloaka es no canónica. Sin embargo, Ósmosis es un libro tuyo premiado, y en este sentido de algún modo canonizado... Lo de mi libro es una casualidad, no imaginé jamás que iba a ser premiado. Además, no sé si ha sido bien visto por la academia, supongo que sí; pero Marco Martos, en la presentación, dijo que le faltaba mucho y que era un libro inmaduro. Con eso me hace feliz, en el sentido de que no estoy incluido dentro de lo que tú señalas como oficial y premiado. Creo que es muy difícil que eso sea posible, porque, por ejemplo, la sección “Luna serrada” tiene un lenguaje muy ríspido, muy duro y muy violento. Claro que en el resto de los poemas que conforman Ósmosis en sí, cedo un cierto espacio, y hago un poco de retórica pensando en el premio; sino el premio se me iba de las manos con “Luna serrada” que es anti-canon. Esa mezcla parece que resultó.
¿Qué críticas harías tú de lo que fue Kloaka en su momento, de lo que hicieron? La no realización de una comuna. La no experimentación del lenguaje hasta las últimas consecuencias, cuando existía el movimiento, y la incapacidad de cambiar las cosas.
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Si una de sus ideas era justamente la de vivir en comunidad, con una propuesta poetizada y además traducida en manifiestos, ¿el fracaso de la realizacion de la comunidad no dice bastante, de algún modo, de la propuesta en sí misma?, ¿no dice que no calcularon que el mismo sistema no iba a permitir que pudieran vivir en comunidad? ¿Esa época los venció a ustedes? Sí, porque había dos líneas muy claras: una la alzada en armas, que sí buscaba una transformación real política e ideológica, y la otra era la represión brutal de parte del estado. Entre ambas, uno no podía estar en el medio, ¿por qué?, porque ya estaba todo polarizado. Entonces, ¿cuáles son nuestras propuestas?.¿Arrojar pétalos de rosas como los hippies? Eso seria un disparate. Nosotros estábamos en el medio, queriendo hacer una comunidad contra estos dos gigantes que destruían todo, por lado el Estado a través de sus viejos partidos politicos de derecha que saco las garras por defender su podrido sistema social y siempre lo han hecho sino aqui se perfila como ente criminal y genocida y los alzados en armas que perseguian el poder. No se podía mantener una utopía de esa naturaleza, era irrealizable, queríamos sí oponer nuestros cuerpos haciendo una comunidad, pero eso se deshizo cuando vimos que la realidad era otra. Eso es lo que destruye y mina, finalmente, toda la propuesta del grupo de ser una comunidad. Apareció en Flecha en el azul 19. Lima, octubre 2002; pp. 56-58.
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27.12.08

Paul Eluard poeta surrealista francés.

Soy el último en tu camino La última primavera y la última nieve La última lucha para no morir. Y henos aquí más abajo y más arriba que nunca. De todo hay en nuestra hoguera Piñas de pino y sarmientos Y flores más fuertes que el agua Hay barro y rocío La llama bajo nuestro pie la llama nos corona A nuestros pies insectos pájaros hombres Van a escaparse. Los que vuelan van a posarse . El cielo esta claro la tierra en sombra Pero el humo sube al cielo El cielo ha perdido su fuego. La llama quedó en la tierra. La llama es el nimbo del corazón Y todas las ramas de la sangre Canta nuestro mismo aire Disipa la niebla de nuestro invierno Hórrida y nocturna se encendió la pena Floreció la ceniza en gozo y hermosura Volvamos la espalda al ocaso Todo es color de aurora. Paul Eluard (1895-1952)

26.12.08

En Paris-Francia, en 1996, cuando fui a ver a los escritores de este cementerio y me encontré con el Rey Lagarto, Jim Morrison, líder de los Doors, lector de los románticos ingleses, gran provocador y además cuestionador del sistema.
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La última ósmosis de Domingo (archivo, 1996)

Domingo de Ramos publicó recientemente "Pastor de perros" y ha participado en diversos encuentros de poesía tanto en el interior como en el exterior del país. "Ósmosis", su más reciente poemario, obtuvo el segundo premio en la VII Bienal de Poesía de Petroperú, el famoso “Premio Copé”l. En inquisidora entrevista, el poeta iqueño habla de su obra y la crítica enfocada en ella.

Por Luis Fernando Chueca / El Sol. Lima, sábado 3 de octubre de 1996; p. 7C

Domingo de Ramos (Ica, 1960) habla de sus libros y de la recepción de la crítica hacia su poesía. Ósmosis, su más reciente poemario, obtuvo el Premio Copé de Plata en su última versión.

Domingo a un poco más del mediodía. Los platos comienzan a enfriarse mientras la terca humedad en las gargantas nos obliga a unas cervezas sin helar. Los minutos pasan sin mucha preocupación hasta que el REC de la grabadora pone su toque de seriedad...

La crítica reconoce como uno de los aspectos más importantes y renovadores en tu poesía la introducción de un nuevo sujeto poético –marginal, migrante­- que conlleva a su vez una manera diferente de estructurar el discurso, ¿qué opinión tienes sobre ello? Me parece que es acertado, pero que tiene sus limitaciones: no es simplemente un sujeto marginal, hay una conciencia y un manejo de los niveles del lenguaje, que se insertan dentro de lo culto, con la idea de darle vuelta a la tradición. Eso es lo que quiero hacer. Y quiero que se entienda bien. Pero hay críticos que ya me han clasificado, y si trabajo un lenguaje culto para ellos es algo inverosímil. Pero creo que se pueden ubicar esas dos posibilidades, esos dos niveles de lenguaje. Quisiera que no se me encasille. Esa etiqueta significa para ti un peso en tu quehacer poético, o te sientes libre de ella? Es un lastre que me imponen Y si yo no utilizo un lenguaje determinado, pierdo, según ellos, una identidad. Me es difícil, evidentemente, salir de ese encasillamiento porque soy en parte responsable de esa imagen. Pero lo mío es mucho más espontáneo, más fresco; eso es lo que me interesa, más que el laboratorio. Y meter adrede referencias que no son necesariamente mis vivencias me hace las cosas más difíciles, pero a la vez también me recompensa en la medida en que me abre más posibilidades, me deja abiertas algunas puertas. Eso es lo que hasta ahora me han dado los tres primeros libros. Tus poemas suelen ser largos, y su lectura se enriquece al escucharlos -literalmente o haciendo resonar en la cabeza los sonidos de cada palabra-­, ¿eso ha sido buscado por ti? La musicalidad para mí es muy importante completamente buscada. Hay un interés por el ritmo, tanto, que la concisión me es casi imposible. No puedo tener esa especie de corsé ‑que para otros no lo es- porque yo tiendo a explayarme, a entrar en un maremagnum con ritmo constante. Una de mis viejas lecturas ha sido Darío, los modernistas, y eso es lo que me ha dado esta oreja. Para mí es muy importante, y sacrifico la concisión para darle esa visualidad y musicalidad a los poemas. El amor, en sus diferentes facetas: la pasión, el rencor, el deseo, la nostalgia..., presente desde Arquitectura del espanto, en Ósmosis tiene una presencia mucho más intensa... Casi física podría decirse. Que no la tiene mi primer libro. Yo creo que mi primer libro tiene mucho más una onda platónica: la búsqueda de la mujer soñada. Aquí ya no es así, la mujer está ahí. Incluso habla... Incluso habla, y hay un desencanto bastante visible. Yo considero al amor una utopía, que sólo se puede alcanzar en una sociedad más tolerante que la que tenemos. Mientras tanto apuesto porque a través del lenguaje se haga evidente esto.

"LA SOLEDAD LA BUSCAS TÚ, NO TE ELIGE" Hay otros temas que sí tienen una presencia fuerte desde tu primer libro: la soledad, la experiencia del desgarramiento... Ciertamente, hay una vuelta a la soledad. Como que la soledad la buscas tú, no te elige. Hay una diferencia entre la soledad de mi primer libro y la soledad de este libro; ésta pasa por la experiencia traumática de una pareja, y aquella pasaba por la soledad misma, por esa búsqueda del amor ideal o la mujer ideal. ¿Qué tanto estás presente tú en tus libros y en cuál te consideras más presente? En todos evidentemente uno tiene que dejar su propia experiencia. A nivel vivencial creo que es Arquitectura... donde yo me encuentro mucho más; en el primer libro te desnudas, hay ahí una honestidad que después me ha resultado chocante, sin embargo uno da eso porque viene desprotegido por todo. Felizmente a ese libro no le hicieron caso cuando apareció. A nivel de lenguaje es Pastor de perros donde me reconozco más. KLOAKA, LA AVENTURA DE LA ADOLESCENCIA ¿Cómo evalúas después de varios años de terminada la experiencia de Kloaka? Para mí Kloaka es un inicio, es una formación, es la aventura de la adolescencia; y son también mis primeras lecturas, mis primeros traumas con el lenguaje. Yo creo que para mí hay dos etapas: Kloaka y post Kloaka. Ahora, ¿qué era la movida?, era un estado de ánimo, evidentemente; en la década de los 80 ‑donde todavía había pugnas ideológicas en el mundo‑ era coherente la existencia de ese grupo, y en el Perú más aún, por lo que los proyectos colectivos todavía estaban vigentes. ¿Qué ha significado para ti el Copé de Plata? En términos económicos: bien; en términos anímicos: mal. Ya venía con una depresión y el premio me ha deprimido más. Hay un cambio de actitud de la gente hacia mí. La gente me cobra, de una u otra manera, lo de alguna vez; eso me pasa en el centro de Lima y me es muy difícil, el ambiente se pone hostil y trato de evitarlo. Por otro lado es importante que un premio como el Copé haya optado por un lenguaje totalmente distinto al que tradicionalmente premiaba, pero justo cuando ocurre, piensan vender Petroperú, truncando la posibilidad, de que otros, con lenguajes diferentes, puedan acceder a este estímulo. Siguen las preguntas y Domingo de Ramos habla de nuevos proyectos por ahora postergados y de la importancia, en estos momentos de su vida, de dejar por un tiempo el país en una especie de exilio poético, lingüístico y vital. Luego del STOP y apurando ya los tenedores, volvemos al principio de la conversa: las etiquetas encuentran sus causas en la incomprensión o un racismo asolapado. Otra chela tibia y la tarde se cierra con el probable viaje de Domingo. Un país tan frío y tan lejano. Salud.

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13.12.08

Texto leído por Roger Santivañez en Temple University en Octubre 2008

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BREVE INTRODUCCION A DOMINGO DE RAMOS Y ALGUNOS APUNTES SOBRE SU PRIMER LIBRO ARQUITECTURA DEL ESPANTO Por Róger Santiváñez La primera vez que avisté a Domingo de Ramos fue hacia 1979-80 mientras yo entraba a las instalaciones de la Facultad de Medicina de la Universidad de San Marcos en Lima, Perú. En esos días reinaba en el país una gran inquietud política, tras la caída del proceso reformista del general Juan Velasco Alvarado. El nuevo gobierno del general fascistoide Morales Bermúdez había no sólo desmontado las reformas sino implementado un régimen hambreador contra el pueblo peruano, lo cual motivó una reacción en cadena de las masas trabajadoras. Fue así como el Sindicato de los maestros –el legendario SUTEP- organizó una exitosa huelga indefinida en 1979. Pues bien, en los colegios estatales cundió tambien la rebeldía y se manifestó en la conformación del Comité coordinador de la unificación estudiantil secundaria –conocido como CCUMES por sus siglas- y allí fue que divisé a un joven vestido con el uniforme único del colegial peruano llevando un brazalete rojo –emblema de su militancia- apostado sobre un montículo de la entrada –realizando labores de seguridad- mientras en el interior de la Facultad de Medicina se llevaba a cabo una candente asamblea del SUTEP y otras organizaciones populares que apoyaban resueltamente su lucha –como diría José Carlos Mariátegui- por el pan y la belleza.
Pero aquella vez no hablé con Domingo de Ramos. Iba yo con mi compañera de entonces la poeta Dalmacia Ruiz Rosas, a la sazón dirigente estudiantil de San Marcos y pasamos de frente, pero nunca nos olvidamos de la figura combativa y desafiante de aquel muchacho de uniforme único y su brazalete rojo de pie sobre un promontorio en la puerta de Medicina, la famosa Cangallo como era conocida por los sanmarquinos debido al nombre de la calle en que se levantaba el edificio haciendo esquina con la Avenida Grau en Lima.Tiempo después, en alguna de aquellas noches solitarias bajo la luna de la Ciudad Universitaria de San Marcos, me tocó encontrarme con mi amigo el poeta Gonzalo Espino, compañero de estudios en el entonces Programa de Literatura. Nos saludamos afectuosamente y luego me presentó a un jovencito que venía con él. Recuerdo su impecable vestimenta en blue-jean y una abultada casaca de plástico en rojo y azul –muy cuidado- lo que contrastaba con la imagen un tanto desarreglada del chico en uniforme único, y seguramente por eso no los relacioné en ese instante. Pero se trataba de la misma persona: el poeta Domingo de Ramos, porque a la sazón ya Gonzalo Espino me lo presentó como un joven poeta que acababa de ingresar al programa de Sociología de San Marcos. Hubo otro encuentro casual –también junto a Espino- por las oscuras y luminosas calles del jirón Quilca en el centro de Lima, pero fue una visión fugaz.
No sé exáctamente cuánto tiempo habría pasado hasta que ocurre la fundación del Movimiento kloaka en setiembre de 1982. La historia es como sigue. Una tarde deambulaba yo por el centro de Lima, metiéndome en librerías y tiendas de discos (como era mi costumbre ciudadana) para recalar en el restaurant Wony de la calle Belén. Me encontraba degustando una Cristal bien helada cuando súbitamente apareció ante mi vista la poeta Mariela Dreyfus, amiga y compañera de estudios en Literatura de San Marcos. Justo es mencionar que desde el verano de ese año 1982 ella y yo habíamos participado en varias reuniones con la finalidad de sacar una nueva revista de poesía joven –junto a otros muchachos de nuestra generación- pero el verano terminó, estaba por sucumbir el invierno y ninguna revista ni nada parecido había salido. Ese proyecto pues no cuajó. Por eso siempre he pensado que una química inexplicable me unió a Mariela Dreyfus en ese instante de lucidez que nos perteneció, ya que de pronto dimos en fundar el entonces novísimo Movimiento Kloaka coincidiendo en la necesidad de romper con todo lo establecido y abrir un nuevo campo para la escritura poética en nuestro entorno. Decidimos denominar Kloaka a nuestro estado de revuelta porque queríamos llamar la atención sobre una sociedad como la peruana, en la cual sea donde fuere que pusieras el dedo saltaba la pus –Gonzalez Prada dixit- es decir, un orden social en estado de descomposición donde las clases dominantes basaban su imperio en la explotación inhumana de las masas trabajadoras, en el desprecio étnico a la mayoría nativa y en la segregación general, como se pinta en el poema precísamente titulado "Segregación Nº 1" de Carlos Germám Belli.

También queríamos significar que la verdadera vida no está en las maquilladas formalidades de la mascarada social, sino en la zona oculta, bajo tierra -underground- de nuestra experiencia real como seres humanos. Aludíamos al apotegema rimbaldiano que reza La verdadera vida está en otra parte. Y no acá, bajo los supuestos marcos de la normalidad establecida. Yo soy otro había dicho Rimbaud y nosotros queríamos ir hacia ese otro que nos habita. Hubo mucho de utopía en la fundación del Movimiento Kloaka. Soñábamos con un mundo sin países ni fronteras como cantó John Lennon. Reivindicamos toda la tradición de la ruptura, desde Baudelaire hasta Lucho Hernández pasando por Ginsberg, Dadá y el surrealismo. Y le colocamos el fonema K a la palabra castiza para darle una resonancia quechua -nuestra raíz étnica- convirtiéndolo en un movimiento andes-ground, de todos modos en su pura dimensión urbana.Con Mariela decidimos invitar a dos jóvenes sanmarquinos que a nuestro juicio estaban aptos para comprender el mensaje del Movimiento. Ellos eran Edián Novoa y Guillermo Gutierrez Lima. Esta fue la pequeña mancha fundadora. Pero pronto Domingo de Ramos se uniría al grupo para convertirse con el paso de los años en el auténtico emblema de nuestro querido Movimiento. En efecto, una buena tarde de octubre (el morado y rojo mes de nuestra tradición) Mariela Dreyfus me anunció que entre sus alumnos en el programa de Sociología –ella se desempeñaba como asistente de cátedra del curso de metodología del trabajo intelectual- había conocido a un poeta, que según su criterio se vislumbraba como un militante ideal de Kloaka. Domingo de Ramos no sólo poseía un talento natural sino que su procedencia social –su configuración étnica y su extracción de clase entre los antiguos invasores de los arenales al sur de Lima y su formación personal en tanto habitante de los Pueblos Jóvenes, el llamado cordón de la miseria que rodea Lima- nos permitían visualizarlo como el símbolo vivo de nuestra revolucionaria propuesta poética. Domingo de Ramos era pues un hallazgo histórico del Movimiento Kloaka. La realidad concreta de lo que en la teoría literaria andábamos buscando.

Efectívamente, Domingo de Ramos se integró al Movimiento una buena tarde en que Mariela Dreyfus lo llevó al garage de mi casa donde improvisábamos las reuniones del colectivo, al son de Me and Sara Jane (una canción de Génesis en un destartalado toca-cassettes) y lo celebramos con un brindis de fantasía llamado Pradera muy popular en aquellos días iniciales de los inmarchitables ochentas. Hasta aquí la historia. Ahora vayamos a la poesía.
El primer libro de nuestro poeta se titula Arquitectura del espanto y fue publicado por Asalto Al Cielo / Editores en 1988. Indudablemente este poemario trasunta toda la vivencia kloakista de su autor y está en íntima relación con lo que se ha venido diciendo hasta aquí. Por ejemplo entre sus páginas destaca la composición denominada "Caída de un adolescente" dedicada a Jhonny Peñaranda, muerto en San Juan de Miraflores en el paro del 19 de julio de 1977. Se trata del momento más alto de la agitación política y la protesta social contra la dictadura militar fascista de Morales Bermúdez. Aquel imborrable día del 19 de julio de 1977 las masas populares del Perú dijeron NO a la explotación y paralizaron por 24 horas el engranaje de la maquinaria del sistema capitalista. El movimiento protestario conmovió a la nación entera y se centralizó en los llamados conos de la gran Lima. En uno de ellos, de donde proviene Domingo de Ramos -el cono sur- queda San Juan de Miraflores. Allí las masas elevaron su voz revolucionaria contra la injusticia y el hambre mediante movilizaciones compactas que dominaron las grandes avenidas. Allí estuvo Domingo de Ramos, militando junto a su pueblo y por supuesto con sus amigos del barrio. Uno de ellos era Jhonny Peñaranda quien mientras caminaba al lado de nuestro poeta, súbitamente cayó abatido por las balas de la policía represiva, quienes –desde tanquetas- lanzaban gases lacrimógenos y ráfagas de metralleta contra la aguerrida multitud. De esta experiencia dolorosa Domingo de Ramos escribió un hermoso poema ( que junto a José Antonio Mazzotti imprimimos a mimeógrafo y volanteamos en los días finales del Movimiento kloaka, verano de 1984, durante un mitín de la Izquierda Unida en la Plaza San Martín de Lima) y que termina con estos versos: "Vamos, levántate tomemos esta calle siempre al sur siempre / mientras la policía orienta sus sabuesos a otra calle / te invitaré un café para el frío. / Si quieres un paseo a las doce en la avenida Pachacutec / o a esta casa donde los muertos resplandecen como un cielo".
Como puede intuirse la poesía de Domingo de Ramos es un testimonio fidedigno de su experiencia vital. Construida en base a un sólido conversacionalismo inyectado de sentimiento, escuchemos su canto: "Porque nadie ha tomado en serio mi soledad /de animal acorralado por el fuego / mi obstinada permanencia en la vida / alfarero de las horas / del tiempo que pasa irremediablemente / sin pena y sin gloria en la esquina de mi barrio". Para conseguir luego imágenes de notable plasticidad urbana: "y tengo ganas de estar solo / como un poste a medianoche". Aquí está la ciudad, pero no la de las zonas residenciales pitucas, sino la "de los arenales suaves como tapiz de grasa", es decir aquella de las áreas marginales donde no hay pavimento ni embaldosados, sino esa tierra renegrida y aplastada por el detritus, aceite y demás desperdicios dejados por los vehículos motorizados a su paso. Pero allí está el poeta "susurrando una canción" como afirma en "Escrito en soledad", poema que abre el libro Arquitectura del espanto.
"En la fresca tarde de mayo" es otro importante texto cuya configuración histórica nos permite visualizar el devenir de un muchacho del Perú, habitante de un Pueblo Joven contándonos su crecimiento y formación desde los días de su niñez: "Aquel barrio oscuro de las fábricas / de donde salen rostros ahumados / rumbo a las casas destartaladas por el viento / llenas de aliento de sueños palpitando / sobre catres que rechinan de tanta soledad / y tu asma azul y tu asma azul…". Pero la historia no empezó allí sino mucho tiempo atrás y no sólo durante la invasión de los terrenos baldíos, sino aún antes en el entorno andino. Todo esto es presentado en una síntesis poética de la manera siguiente: "como si fuera hoy el invierno en que nuestros padres / tuvieron que acampar a dos leguas de las estrellas / cerca al mar mientras nos desalojaban de nuestras prendas / para ir desnudos al río donde todo se detenía / como el charco plúmbeo que nos cobija / de los rayos del sol…". Y en este correlato muy temprano surge la autoconciencia de la exclusión social por motivos étnico-raciales y/u otros de índole psicológica pero inmersos en el entretejido social: "desde entonces toda la mancha me trataba con indiferencia / y me odiaban / porque era un cholo y un anciano que ya no servía para nada / y huí/huí a dos cuadras para caer a cántaros bajo una madeja de niebla / y ciego irrumpí de un puntapié en mi cuarto / y escribí lustros atrás ‘esto sucedió frente al mar y ninguna botella me trajo noticias de mis padres". Porque un elemento central de la poética derramosiana es la identidad: "¿Quién eres tú? ¿Te conozco de algún sitio?" pregunta en un verso y antes –en un poema anterior- se ha respondido: "Hombre tumbado por la soledad /hombre errante /sin huella ante la historia / ante la especie". O más claramente él se ve en el tráfago de sus pensamientos siendo nadie y yéndose hacia ninguna parte entre el gentío solo aunque de todos modos perteneciendo a dicha masa: "trazos débiles de algunos rostros / se esfuman y tú te vas con esa multitud como una bandada de / pájaros asustados /ya nadie me espera en el siguiente paradero". Estamos pues ante la búsqueda de identidad de nuestro desconcertado pueblo peruano que el poeta expone con destreza y realismo: "y una sórdida imagen se diluía a trancos por entre densas humaredas / por entre carretillas y hervideros de yerbas". La ciudad de Lima en su cruda y dura pintura.
En Arquitectura del espanto hay un poema muy interesante titulado "Su cuerpo es una isla en escombros". Se trata de una versión poética del famoso cronista colonial indio Huamán Poma de Ayala. Lo atractivo de este texto radica en su trabajo con el movimiento del tiempo. Se produce una audaz traslación temporal –dispositivo poundiano de larga data- mediante el cual encontramos al escritor y dibujante del siglo 16 y 17 cuyos "dibujos y la crónica / se pueden leer en los noticieros / y también lo anuncian por / la Coca Cola en un periódico de izquierda". Para continuar enterándonos que "Huamán Poma habla quechua / vende diarios / y papas / trabaja en una construcción como la / de Machu Pichu / Prepara su estrategia / de cómo inmolarse ante el sol / con una carga / de TNT", pero inmediatamente después "toma un microbus para irse al / mar que acaba de conocer / y que le da mareos y vomita / toda la cerveza mientras bailaba chicha con su chica en un cortamontes de donde pendían / las cabezas de los que murieron en 1986 aproximadamente / cuando cayó el imperio por el virrey de Lurigancho". Podemos notar entonces que Huamán Poma encarna al indio diríamos esencial: es uno solo y el mismo indio: aquel que construyó Machu Picchu es el obrero de construcción civil de hoy, y también el que vende periódicos en la esquina y habla quechua entre los suyos o es el ambulante que nos ofrece tubérculos en los mercados y es igualmente el militante de Sendero Luminoso próximo a realizar un atentado y quien baila la canción tropical andina y fallece en la matanza de los penales en Lurigancho o la destrucción del imperio de los incas bajo la égida de los virreyes de España. En suma hay una reivindicación étnica que atraviesa la historia. Ese es el aporte fundamental de la poesía de Domingo de Ramos en el ámbito latinoamericano de nuestro tiempo. En un principio mi propósito fue hacer una introducción general a su obra, pero sólo he llegado a su primer libro. Queda pendiente la lectura comentada de los demás volúmenes de su importante creación.
Collingswood, Nueva Jersey, 25 de octubre de 2008
Tomado de zonadenoticias.
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Luna cerrada

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A la hora del pay

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7.12.08

Domingo de Ramos en Madrid, 2006.

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videopoema BANDA NOCTURNA de Arquitectura del espanto (1988)

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Tres poemas del libro ARQUITECTURA DEL ESPANTO (Asalto al cielo, 1988) **

--------- En la fresca tarde de mayo En la fresca tarde de mayo blanca y calurosa en la escena de ayer donde filmamos un trozo de lo que hoy vivimos habíamos hablado tanto recorriendo en la memoria los sitios angustiantes de nuestra niñez “Aquel barrio oscuro de las fábricas de donde salen rostros ahumados rumbo a las casas destartaladas por el viento llenas de aliento de sueños palpitando sobre catres que rechinan de tanta soledad y tu asma azul y tu asma azul...” (El ruido de motores apagados / voces por la acera el entrechocar de botellas / noche embriagada y el murmullo de la gente) “Y cómo acordarme de ti tenías la apariencia de un perro salvaje y nosotros que nos burlábamos de tu cara de lo huraño que eras mordiendo a los que te perseguían a palos y cansado te refugiabas en nuestra covacha llena de pulgas y allí mismo yo traje unos panes de ayer junto con Saúl, tanto tiempo en pocas horas como si fuera hoy el invierno en que nuestros padres tuvieron que acampar a dos leguas de las estrellas cerca al mar mientras nos desalojaban de nuestras prendas para ir desnudos al río donde todo se detenía como el charco plúmbeo que nos cobija de los rayos del sol...” (El viento húmedo levantando polvo / el café humeado sorbido por labios temblorosos / los pasos irreconocibles desde la otra orilla calles húmedas y el murmullo de la gente) Se había hecho tarde y no pude detenerme para avanzar Caminando / perdido / quieto como una roca me deslicé calle abajo y vi un letrero que dice bar subí y pedí ron para la sed y humedecí mis recuerdos cuando me encuentro conversando contigo frío hinchado de vaho con un bloque de hielo entre las manos “Sí, fue en verano apenas llegué y pesqué una terrible insolación porque anduvimos muchos días por estos desiertos donde Dios jamás alcanzó a mirar...” Recuerdo las noches en que nos escapábamos al cerro más alto allí hacíamos fogatas y devolvíamos a las pálidas casas esas llamas que desgarraban / La noche casi nos devora con todo nuestros deseos y maldiciones y rodamos y nos apretujamos como una bola de nieve hasta alcanzar la edad para tener una mujer y borrarnos los barritos de la cara. Me acuerdo yo tuve que abandonar la casa la escuela y la hembrita con quien soñé masturbándome hasta altas horas de la noche y que tú hacías tu mujer en mi ausencia desde entonces toda la mancha me trataba con indiferencia y me odiaban porque era un cholo y un anciano que ya no servía para nada y huí / huí a dos cuadras para caer a cántaros bajo una madeja de niebla y ciego irrumpí de un puntapié en mi cuarto y escribí lustros atrás “esto sucedió frente al mar y ninguna botella me trajo noticias de mis padres” No estaba escribiendo ni pensando el tiempo cayó en mi garganta como una suave anestesia y todo se alejaba cada vez más cada vez más... (Noche embriagada con una canción de cantina / los rostros sudorosos los gestos nerviosos / la respiración asmática de un reloj de plástico La densa luz entrando como un arco hasta el pecho violado de la mesa y el murmullo de la gente) Se acabó la calurosa tarde y estoy solo / los trazos débiles de algunos rostros se esfuman y tú te vas con esa multitud como una bandada de pájaros asustados / ya nadie me espera en el siguiente paradero la avenida se angosta y veo una sombra tensa y la detuve gritándole volteó rotando como un planeta y se quedó paralizada absorbiendo mi llamado como si lo hubiera escuchado en otro tiempo y me preguntó ¿Quién eres tú? / su pasmada figura contuvo el aire (Oh maldito recuerdo ¡No me aceches! ¡aléjate concíbeme el olvido! hazme intemporal sin memoria y sin raíces! no merezco mi difunta muerte no la quiero dócil inválida y desarrapada rondándome por las esquinas ¡Lábrame un cráneo donde mire el blando cuerpo del suicidio para esta torva imagen que me han levantado los que quieren verme muerto entre los muertos!) (Gritos destemplados / los sentidos se opacan / los miembros fletados a las sillas / las cabezas giran intermitentemente torpes pasos ágiles / el piso enlodao de aserrín / noche embriagada / y la música que es una nube que baja y sube respirando como un pulmón enfermo / Su contenida mirada era una flecha ardiéndome en los párpados: ¿Quién eres tú? ¿Te conozco de algún sitio? (Los dientes brillando como el lomo de las moscas / la radiola rayando un disco lejano / los viejos desmuelados mirando el oscuro horizonte el mozo despeinado como un cerro bombardeado / más allá la niebla humedeciendo los parques y el estertor de las almas que huyen espantadas por el alba) No hubo palabras sólo un remezón en el vacío y un dolor incandescente en el suelo donde yace el pasado como un poste y una sórdida imagen se diluía a trancos por entre densas humaredas por entre carretillas y hervideros de yerbas. Me incorporé como la tarde se extiende antes del ocaso / dejé a un lado la noche tomé altura y me alejé (¿lo había visto? ¿era él? Porque esa maciza sombra me tumbó sobre tantas preguntas y me hace ver la luz de unos ojos que acaso hoy recuerde cuando miro a esta mujer que tomo desde la cintura y le acaricio los senos y la arrojo a un costado) ¡Sí! por eso huiste, ahora tus palabras me suenan como el tableteo de un martillo. No, no la maté; para qué ensuciarme las manos me puse a ruletear mi vida apreté el gatillo y salió un sonido hueco y cambió todo, menos la ciudad que apesta como aquellos que dicen puras huevadas de lo que hice o no hice / Dime si con todo esto puedo vivir en paz morir en paz no faltará algún cojudo que se acuerde de mí y entonces nada será mío ni mi fresca locura ni mi hermosa soledad mi detestable soledad mi malparida soledad... Y así anduve buscándolo perdiéndome (Ingrávido y pesado como un sueño irrealizable) y me marché hasta la última tarde en que violé la Impecable blancura de tu muerte. --------- Declaración de amor entre un ciego y un sordo E.V.M.R ... “Y tu cabeza era como el follaje que se balancea en los campos de verano cuando la tibia brisa mueve sus tallos y tus labios eran una gota de agua en mi rostro y tu corazón iluminaba el día como una piedra ígnea sobre lomas estériles sobre pantanos donde me enlodé creyendo que aún me amabas pero salí apestado, violáceo, arrastrado por tu recuerdo, porque eres todos los días de una historia trunca analfabeta que no supo enseñarme eso que estremece el corazón y la cabeza como una vena cortada cuando el cuerpo termina como una gota de polvo / polvo imperfecto polvo enamorado Y me dijiste que yo era un ciego que no veía más allá de mis narices / que estaba más sordo que un sordo que escuchaba y no escuchaba que me gustabas y no me gustabas que tenías pecas y hablabas despacio que tu silencio era mi silencio Pudo haber sido cierto pero ya todo ardía y caían hojas de hielo sobre mi espalda y tu voz venía resonando como un gemido ahogado en sangre...” Y ahora que he alcanzado la estatura de los pájaros me acerco a ti y doy mis primeros pasos indecisos y me siento como un extranjero sin poder pronunciar tu nombre y la noche claro y la noche fría que me mira como un muerto y eso por eso que soplo como tierra recalentada ante la lluvia donde tu cuerpo es una acumulación de yerbas sobre la arena parda. No hablemos más quiero imaginarte música muda torrente roto que erosionas mis paredes hasta dejarlas ruinosas como huacas donde se erige un templo cristiano en una guerra a la que nunca asistí y de la cual salí perdiendo y aún continuaré perdiendo si termino contigo pero es imposible / cada vez te veo más cerca llena de muerte y sonámbula de sueños me dijiste: “La muerte es la madre de la belleza por eso ella vendrá y cumplirá nuestros deseos” Y al día siguiente despierto de una pesadilla abrazando el catre y oliendo el humo de las velas derretidas II -Me siento mal no debo hacer estas cosas. No esta bien / me dices y miras al espejo empozada en una acequia que te echas para mejorarte el cutis y rejuvenecerte no sé cuántas décadas o segundos cuando tu silencio se prolonga más de lo debido y las palabras se quiebran por el frío en medio de los cables / en el camino de una llamada de las doce que usurpo yo ahora con voz temblorosa queriendo arrancar el fono masticando el lapicero y arrugando el papel donde escribí un poema de amor apresurado -No, no está bien lo que hacemos- me dices y miro tus ojos (“el album de familia”) y me pongo a dibujar tu rostro tras el teléfono cuando viene la policía y armo una pedrea y yo pensaba en ti en que algún día nos veríamos escribiendo en las paredes nuestros nombres De nuevo en la celda y nos arrojan agua y de pronto despierto y todo vuelve a la normalidad menos mi cuerpo que ya no es el mismo hasta tengo miedo de levantar el auricular y marcar el número perfecto-pero el corazón se equivoca como una computadora y oigo el roce de tus labios sobre mi oreja y puedo ver cuando te arrecuestas en el árbol y te envuelves como un huevo y se hace frágil tu coraza ante ese otro sol depresivo porque su soledad es cruel a pesar de que lo rodean millones de estrellas y galaxias que como yo tienen un brillo modesto III Aunque te vea y tú no me puedas ver aunque mis ojos se inflamen como llamas y tú los veas como profundos hoyos aunque de mí salga una brizna de soledad y tú la siegues como quien siega la vida de un perro o de un insecto que merodea las migajas de un banquete tú me pides que me calle / que no hable de esas cosas. Para entonces yo ya me habré marchado poseído por un resplandor como si fuera todas las explosiones juntas de una guerra / o me habré quedado como una estatua resquebrajado por la luz / mojado por la madrugada inútilmente borracho como aquel rostro helado de las doce deambulando en el asfalto mendigando unos tragos por la Mía Farrow cruzando una esquina azul y los cabros y las putas que se gritan los belfos de la noche babeando los postes los edificios de vidrios de donde salen hombres enigmáticos y mujeres maquilladas mientras escucho tu embriagada voz detrás del teléfono: La garúa / los quetes / tus tiernos labios hablándome de pétalos de arroz y de cosas imposibles la revolución imposible / los rostros maltratados por nuestra cirugía y nuestros hospitales la muerte imposible / vida previsible y mi sordera y mi ceguera tus breves respuestas esquivas / un quizás un tal vez y el azar oh el tiempo es el peor enemigo Sabes que cada invierno es el espacio que dejas para recordarte como siento la vellosidad del aire como dos rayos que se cruzan como la colisión de dos arco iris en la noche Sabes que tu presencia es como un dolor en el pecho Sabes que quisiera ser tu amante en tus ratos libres y miserables cuando entres al baño y cuando sola te acuestes. --------- Escrito en soledad Porque nadie ha tomado en serio mi soledad de animal acorralado por el fuego mi obstinada permanencia en la vida alfarero de las horas / del tiempo que pasa irremediablemente sin pena y sin gloria en la esquina de mi barrio con mis amigos y enemigos con un sol y una luna persiguiéndome como una maldita joroba yo te digo que esta noche me siento alejado de los hombres diferente inexplicablemente y tengo tantas ganas de estar solo como un poste a medianoche caminando en el silencio de los arenales suaves como tapiz de grasa pensativo encerrado en mis propias imágenes susurrando una canción transpirando bajo las sombras de los edificios invertebrados que se arquean como un laberinto de luz Porque nadie ha traspasado esta piel que se escama con los años con la cual ando y dormito por el mundo ausente a los ojos de las bestias que postergan / que aniquilan la belleza del pan la belleza de la lepra horadando las quijadas mi propia belleza que es una habitación desconocida como aquellos que veo rostros partidos en una baraja de naipes en un juego en el cual todos arrojan más sombras sobre la luz sobre el silencio de un cuerpo que nunca muere no estalla no estorba el ritmo del universo ... Y EL ALMA ARAÑA me interroga sobre el dolor y la ausencia de estos cerros Porque estos pensamientos brotan torpes como cerdos enjaulados de deslizarse a una ilusión: Hombre tumbado por la soledad hombre errante / sin huella ante la historia ante la especie como las aguas que corroen las rocas en tierra ósea donde se esparcen donde desaparecen sin honduras / sin cimiento... ---------------------------------------------- ** La espacialidad de los poemas pueden haberse distorsionado por el diseño del blog. ----------

6.12.08

Poema E

----------- Poema E - The best bloopers are here --------------

La poesía de Domingo de Ramos y Pastor de perros (fragmento)*

Por César Ángeles L.

Dos

«¡Oh el deslumbramiento del horror! Mejor será largarnos / de esta ciudad a la que nunca pertenecimos / y ya no tengo banderas ni multitudes / Estoy perdido / entre los edificios / entre las calles / y bocacalles / entre los cerros y basurales / deambulando con tu imagen impregnada en mi mente / (y tú Sarita eres como un rockanrol en mi pecho / oliendo a pasta que consume mi banda pensando en ti / en el cielo que le ofreces por unas monedas) / ¿Qué puedo hacer? [...]»(de «Banda nocturna», en Arquitectura del espanto).
«[...] Y así se vence la noche / se vence solitaria río abajo donde hacemos rodar / nuestros ojos como piedras rugosas bajo el agua.»(de «A la hora del pay», en Pastor de perros).
«[...] mi mente que se acrece y se arruga / en tiempos en que me devoran estas faenas impuras y sangrientas / que partían mis noches oh la oscura y china noche como diría / el padre al cerrarse el bar al borde del estribo.»(de «De la madre», en Pastor de perros).
El libro que nos convoca consta de dos partes: «Pastor de perros» y «Mientras yo agonizo»;la primera agrupa tres largos poemas, mientras la segunda, los restantes siete.En una breve pero sustancial entrevista concedida al diario El Comercio (1993), el propio autor reafirma que el conjunto se articula en torno a un personaje, quien tiene «una voz mucho más íntima en la segunda parte del libro».No nos detengamos en cada uno de los diez textos, sino sólo en algunos pocos que nos ofrezcan momentos representativos en función de lo que vayamos indagando. Domingo de Ramos da varias pistas, en la mentada entrevista, para ingresar a la lectura: «P. Tu libroes un canto épico, una epopeya de un poblador suburbano ¿Este personaje qué percepción tiene de la vida? R. No tiene esperanza [...] Alguien que estáconstantemente en peligro. P. Tu personaje puede sucumbir ¿ante qué? R. Ante su propia soledad, a la estructura social que vivimos, a su propia marginación. Aunque más que un marginal es un subterráneo. Uno es marginal ante un grupo que le margina. Pero un subterráneo tiene una opción, ha decidido vivir en las cloacas [...] Ellos tienen una férrea lucha por la supervivencia también, pero dentro de lo oscuro siempre hay cierta luz. P. ¿Cuál es esa luz? R. La luz viene a ser el lenguaje mismo, la esperanza de vivir en el momento que viene». En una épica, el héroe encarna un horizonte solar, un camino edificador y edificante, ante todo. Y si él, como individuo, no siempre necesariamente gana, su ejemplo trasciende por aquella voluntad de querer triunfar sobre las adversidades que se le oponen. De ahí que un héroe aun vencido inspire una épica vindicativa, de estro noble y positivo. En Pastor..., ¿quién gana?. Con ingenio y verdad, de Ramos responde testimonialmente que ve más «oscuro» que «negro» dando cuenta de cierta luz. Aunque sea una luz tenue, casi un rayito de luz. Pero si así está la claridad del horizonte, no parecemos convocados a un sentimiento de victoria sino a otro de derrota; ni a una épica o un héroe, en consecuencia, sino a una antiépica y su correspondiente antihéroe. No nos entretengamos con esto ahora; al final haremos precisiones al respecto.
Como dice el autor, por otro lado, en el libro el poeta da cuenta de la «marginalidad»; y aun aclara que, siendo ésta voluntaria, es mejor denominarla «subterraneidad». El matiz entre estos conceptos puede descifrarse como Marginal-Pasivo ante Subterráneo-Activo: «tener una opción»; ser subte implica una cultura, como buena parte de la juventud rokera de los 80 (y aún ahora hay tozuda resaca en esta «opción») en Lima y hasta en otros espacios urbanos de América Latina (1). Pero ser subte es vivir «en las cloacas» de la ciudad, metáfora para expresar este modo de nutrirse de la descomposición del sistema. Ésta fue —y es— una opción, como dijimos, de parte significativa y estruendosa de la juventud pequeño-burguesa limeña (2). El problema es que esta fuente nutricia tiene por lo pronto dos metabolismos: uno (matriz creativa) positivo, porque alimenta en fuertes dosis la desmitificación de la cultura burguesa, rompiendo con radical provocación las convenciones insoportables para sensibilidades vivas; dos (techo) negativo, porque impide alcanzar horizontes amplios, con mayores dosis de oxígeno y claridad, y como el propio autor declara en El Comercio (¿autocríticamente?) se caracteriza por «sus horizontes demasiado estrechos». He compartido vida y obra con esta cultura (sin yo ser propiamente subte) y puedo decir que a esa dura y justa rebeldía y radicalidad se aúna (aunaba) un persistente individualismo y consecuente desencanto que no halla, en la recurrente soledad destructiva y autodestructiva del individuo, ningún vínculo duradero ni fértil con proyectos colectivos. Es como si, en general, la mierda cayera con ventilador sobre cualquier afán progresista, democrático y finalmente constructivo. El malestar, escepticismo y deterioro suelen, entonces, prevalecer en la cultura subte. De ahí que su signo sea el decadentismo, y que el techo prevalezca sobre la matriz creativa. Por todo ello, no es raro que al romántico modo, de Ramos, coincidiendo con otros escritores y artistas sólo pueda hallar armonía y luces en «el lenguaje mismo». Así, este autor impregnado de realismo urbano culmina su actual estación en el lenguaje mismo, es decir: en la poesía misma. El suyo es un realismo sobre todo expresionista, pleno de lirismo. La épica de la que hablaba(n) es en el fondo lírica, es decir canto del individuo. Más exactamente, canto oscuro del individuo. Y a la vez es cierto que lo que redime y parcialmente salva a una sensibilidad como la de Domingo de Ramos —y hasta le confiere ese perfil épico que encandila— es la expresión poética de su agonía (de agón: combate). Esto mismo, si quisiéramos ir a la historia literaria de la joven poesía peruana, es lo que identifica a quienes integraron el representativo (de la cultura subte) grupo artístico y poético KLOAKA en los 80, del que aquél fue conspicuo miembro-fundador. Aristokracia del kaos.
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**Leer estudio completo en Ciberayllu
--------------------------------------- (1) En España llaman «cultura alternativa» a aquella que se gesta a espaldas de lo establecido y convencional burgués. No es propiamente equivalente a «cultura subte», aunque tengan elementos coincidentes. Más bien entendámosla como cultura-protesta, heredera de la contestación hippie y anarca de los 60-70s.
(2) En torno a la «subterraneidad» y los «subterráneos» en la Lima de los 80 —que es de cuando data esa movida— conviene matizar el alcance real de estos términos, agregando que aquí las referencias se sitúan y entienden mejor en el imaginario de dichos grupos, muchos de cuyos individuos no vivían en la práctica concreta aquella «vida en las cloacas» —su temporada en el infierno, digamos— sino más bien otra menos dramática y desamparada.