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La artista británica Fiona Banner en el Tate Britain

ELCULTURAL.es | Publicado el 30/06/2010 La artista británica Fiona Banner en el Tate Britain Se abrió ayer al público en la Tate Britain la esperada instalación de la artista británica Fiona Banner, una de las más destacadas en el arte de las Islas de las últimas décadas. Su intervención sucede a las propuestas de Eva Rothschild, Martin Creed y Mark Wallinger en un proyecto, el de Duveens Galleries, que, desde una acertada programación y la no menos audaz respuesta por parte de los artistas, viene creciendo en popularidad. La de Wallinger, con su recreación del “chiringuito” que Brian Haw montó frente al parlamento británico en protesta por la guerra de Irak -y que le valió el premio Turner-, o la de Creed, con sus atletas corriendo la longitud de las salas en regular cadencia, supusieron algunas de las mejores experiencias artísticas en sus respectivos momentos. Ahora, la instalación que presenta Fiona Banner vuelve a tener una rotunda carga objetual. Se trata de la introducción en sala de dos aviones, un Sea Harrier y un Jaguar. No son pocos los artistas que han tratado el tema de los aviones en el arte contemporáneo. Desde Alighiero Boetti o León Ferrari y Fischli/Weiss hasta Aleksandra Mir o la propia Banner, ha venido siendo un tema que ha suscitado un interés singular. Banner ha venido tratando este asunto desde una perspectiva muy personal pues la suya es una interpretación modesta. Las resonancias que rodean a los aviones de guerra, el poder destructor, su velocidad fulgurante o, sencillamente, sus particulares cualidades formales han sido negociadas desde y a través de una cierta austeridad. Desde dibujos de trazo tembloroso y frágil hasta pequeñas maquetas, la obra “aeronáutica” de Banner refleja, tal vez, la sensación de inferioridad de los seres humanos ante las máquinas por ellos creadas, la asunción de su naturaleza mortífera... No sólo ha tocado el tema desde su vertiente objetual, también se ha colado en el ámbito del cine, deconstruyendo plano por plano películas de cine bélico. En próximas fechas, Banner realizará un interesantísimo proyecto en Newcastle que nace de la fundición de un avión, un Tornado, y la posterior construcción de una campana que situará en una iglesia de la ciudad. Fiona Banner ha situado en sala dos aviones fuera de circulación en dos posiciones distintas. El Sea Harrier cuelga del techo en posición perpendicular al suelo. Hay algo humano en él, algo místico que nace de las analogías formales que comparte con los cristos católicos. Banner ha dibujado plumas sobre la parte frontal, como si las alas del jet pertenecieran a un pájaro, fundiendo en uno lo natural y lo construido... El avión parece a punto de estrellarse contra el suelo, perdida la batalla, pero su presencia es absolutamente rotunda. Detrás, otro jet, un Jaguar, descansa sobre el suelo. Como un felino que coge fuerzas antes de cazar a su siguiente presa, tiene un porte brillante, lustroso. Banner se ha deshecho de la pintura y ha pulido las superficies hasta poder verse reflejada en él. El visitante encuentra su reflejo en un avión de guerra y también la arquitectura encuentra su eco en el lomo impoluto del caza. La relación entre el objeto, el espectador y el espacio es una de las claves para entender el trabajo, como si el reflejo produjera un efecto de fusión entre las tres que pudiera arrojar luz sobre la naturaleza bélica de nuestro tiempo, nuestras acciones o nuestras ambiciones. Hay una denuncia explícita, pero hay algo más. Buena parte del trabajo de Banner centra su interés en otros conceptos no siempre asociados a la guerra aunque, de algún modo, sí a la morbosidad de la violencia. Hay un cierto componente sexual en estos trabajos que nace no sólo de la desnudez a la que reduce la artista las piezas pues Banner afirma que su trabajo no es tanto una cuestión de diseño como de la resonancias que ofrece la idea de accidente. Y es que frente a muchos de los trabajos de Fiona Banner, uno no puede dejar de pensar en JG Ballard y el deseo que en él suscitan los coches despedazados tras colisiones brutales...

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