24.1.11

Bioy Casares y Borges

Borges-Bioy Casares El último combate ADOLFO BIOY CASARES Durante cuarenta años de complicidades, literatura y amistad, Adolfo Bioy Casares documentó obsesivamente sus charlas con Jorge Luis Borges, maestro y casi hermano. Con él escribió numerosos relatos que firmaban con los seudónimos de Honorio Bustos Domecq, Suárez Lynch y B. Lynch Davis. Ahora, dos años después de su muerte, comienzan a ver la luz parte de esos papeles privados, más de mil quinientas páginas aún inéditas que han permanecido custodiadas por el secretario privado de Bioy, Daniel Martino. EL CULTURAL publica los mejores fragmentos, reflejo único de la vida intelectual de los argentinos, y de las polémicas que dividían el campo literario. 1950 Miércoles, 28 de junio. Borges llegó ayer de Tucumán. Contó que, recorriendo la ciudad con unos profesores, llegaron a un triste barrio de ranchos de paja [...] Uno de los profesores dijo: “Este barrio es muy peligroso. Hay muchos malevos [malhechores] y aclaró que no había verdadero peligro de ser atacado por ladrones o asesinos, sino por homosexuales. “Todos los malevos son homosexuales.” 1952 Martes, 6 de mayo. Borges me habló de un artículo que hace años Francisco Romero publicó en “Sur”; en él nuestro mayor filósofo llegaba a la conclusión de que las dos operaciones esenciales y tal vez únicas de la actividad humana eran unir y separar. Borges comentó: “Es un presocrático. Tiene todo el pasado por delante”. Viernes, 30 de mayo. Habló de Flaubert: “A pesar de lo mucho que se esforzaba por escribir, las frases no le salían bien. Cae, como Lugones, en un estilo burocrático que apaga el interés del lector. No trata de ser interesante; la impresión que da no es de impulso, sino de insistencia en una materia ingrata. Después de leer La tentación de San Antonio a sus amigos, le dijeron que debía dejarse de asuntos grandilocuentes, que debía buscar una historia chata. Para contestar a esos amigos escribió Madame Bovary. Qué idea de la literatura y del arte. Llegó hasta a buscar la casa donde habían vivido Bouvard y Pécuchet. Qué diferencia con Henry James. Cuando a James le contaban una historia que le parecía que le daba tema para un cuento, una vez que había oído lo esencial acallaba a los narradores: no quería oír demasiadas explicaciones ni detalles; con lo esencial trabajaba su mente y un tiempo después producía un cuento. Un método más lúcido que el de Flaubert”. 1953 Domingo, 30 de agosto. Hablamos de Shakespeare. Dice que en literatura fue un amateur, the divine amateur; lo compara con Dante, verdadero literato. Recordó que las piezas de teatro no se consideraban literatura: las escribían de cualquier modo, con argumentos ajenos y hasta confusísimos. [...] Bioy: “Tal vez si se hubiera cultivado y esmerado, quizá habría perdido esa inflamada y feliz elocuencia, que es probablemente la mejor de sus virtudes. Cuando quiere ser un escritor, en los sonetos, se pierde en antítesis y en sutilezas fútiles”. Domingo, 10 de noviembre. Hablo con Borges. Ayer estuvo en casa de Ricardo Rojas, con la comisión de la Sociedad de Escritores; había allí mucha gente, que iba a saludar a Rojas, porque se cumple el cincuentenario de la publicación de su primer libro. Borges: “La casa parece un museo: un museo dedicado a él mismo [...] Aquello era muy oscuro. Le di la mano y comprendí que había cometido una gaffe. Había que abrazarlo. ¿Te das cuenta? Abrazarlo porque hace cincuenta años que publicó un libro del que debería avergonzarse. ¿Viste los sonetos que publicó hoy en “La Nación”? Son pési- mos. La gente dice que son malos porque son grandilocuentes. Es difícil ser grandilocuente: hay que saber serlo. éste lo es del modo más sonso”. 1954 Martes, 7 de diciembre. [Borges] Comenta: “La gente dice que la Historia de la filosofía (o el Diccionario) de Ferrater Mora es bueno porque figuran en él las filosofías de España y de la América latina. Es una idea muy casera. Buscan a Francisco Romero y lo encuentran. Es como si se alegraran de encontrar en una enciclopedia de medicina a la Madre María... La gente que elogia ciertas Historias de la literatura en diez tomos, diciendo “todo está” y “el autor lo sabe todo”, suelen señalar, en la misma frase, que hay un volumen suplementario sobre la literatura nacional, escrito por [Roberto] Giusti u otra autoridad indígena. Es como una fotografía a la que le pegaran un pedazo para añadir personas que no salieron, o un cuadro alegórico al que se le agregara, para exponerlo en Buenos Aires, las figuras de San Martín y de Belgrano. Ha de haber una edición bantú, con un tomo sobre la literatura bantú, firmado por una autoridad caníbal, desnuda y retinta”. 1955 Martes, 14 de junio. Hablamos de Proust. Yo le dije que lo que me parecía muy acertado en Proust era la inseguridad de la posición -social, económica- de la gente. “En la primera parte de una frase -exageré- se insiste sobre la solidez de una persona; en la segunda parte, se muestra un precipicio por el que esa per- sona puede desmoronarse. Se muestra la fragilidad de las fortunas, de las posiciones sociales”. Borges: “Sí, está muy bien. Muestra los seres dependiendo unos de otros. Describe una sociedad en la que todo tiene importancia, en la que los seres pueden progresar o hundirse por acciones aparentemente intrascendentes. Pero la describe con perspicacia”. Bioy: “Una sociedad horrible frecuentemente es el tema de los novelistas franceses actuales, pero estos libros modernos dan una impresión de sordidez; Proust, no”. Borges: “En Proust siempre hay sol, hay luz, hay matices, hay sentido estético, hay alegría de vivir”. Jueves, 15 de diciembre. Comen en casa los Mallea, Gustavo Casares, Alicia Jurado, Borges. Gustavo ponderó a España: “Qué lujo. Y qué miseria. En la iglesia de no sé qué pueblito, había que ver la plata del altar y las diademas de la virgen y uno salía ¡y qué miseria! La gente no había cambiado: era la misma del tiempo del Greco. Había un cura flaco, vestido de negro, y seguido de otro cura, de colorado, y de no sé cuántos monaguillos. Y estaban -están por todas partes en España- los enanos y las meninas de Velázquez: los quasimodos más horrorosos. El dominio de la iglesia es impresionante: tienen a la gente en un puño, se meten en todo y embuchan el dinero”. Borges: “Enumera horrores como si fueran ventajas y virtudes”. Helenita Mallea: “A María Elena Walsh la corrieron porque bajó de pantalones. Qué maravilla un pueblo que conserva así la manera de ser”. Borges: “Entre los esquimales encontrará aún más prejuicios”. Helenita: “No me hable de esquimales: viven en lugares fríos y a mí el frío -brrrrr- me horroriza”. Hablaron de lugares en donde uno viviría; yo mencioné Inglaterra, Francia, Italia, Suiza, España; Borges estaba de acuerdo: Inglaterra, Suiza, España le gustaban para vivir, pero “¿quién puede vivir fuera de Buenos Aires?”, agregó. 1956 Sábado, 18 de agosto. Comen en casa Borges y [José] Bianco. Borges comenta el discurso de Aramburu, en Salta. Dice que lo aplaudieron mucho cuando declaró que los militares no debían gobernar. Borges: “Este aplauso: ¿no es una gaffe? ¿Cómo aplaudir su opinión sin sugerir que él, como militar, no debe estar en el gobierno? Evidentemente, el lenguaje de los aplausos es demasiado tosco para expresar tales matices”. Le conté que los bolivianos (según la fama) responden los vivas o mueras con el grito de “¿Por qué no?”. Borges se rió mucho y propuso otras fórmulas para muchedumbres: “Tal vez” o “Hipótesis atendible”. También dijo: “Parece que un general, que estaba conspirando, se alegró mucho cuando un general lo arrestó. Aspiraba a ir a la presidencia; ahora va a la cárcel, muy contento porque tuvieron la atención de mandarle un general. Qué suerte que sea un imbécil”. En el Buenos Aires Herald dicen que este fiero general estaba borracho cuando lo apresaron; alguien, que lo conocía, observó: “Ha de ser cierto. Se emborrachó para sacarse el miedo”. Borges: “A lo mejor va a seguir contento cuando lo fusilen. Aunque no lo fusilarán: esos fusilamientos han puesto tan triste a todo el mundo. Antes no se fusilaba, solamente se torturaba”. Miércoles, 18 de julio. Me habla la madre de Borges: Martínez Estrada atacó a Borges, llamándolo “turiferario, vendido y envilecido”, porque ha elogiado al gobierno. él se queja, con orgullo, de su pobreza, que le impide fumar... Parece que Borges piensa contestar impersonalmente, con respeto por el escritor. ¿Por qué esa ficción, si sabe que es un hombre equivocado y tortuoso? Domingo, 22 de julio. Borges: “En una reunión el conde pederasta y escritorzuelo Witold Gombrowicz declara: Yo voy a decir un poema. Si en cinco minutos nadie propone otro tendrán que reconocer que soy el más gran poeta de Buenos Aires”. Recita: Chip Chip llamo a la chiva (Scherzo, no desprovisto de ironía, porque chip chip se usa para llamar a las gallinas) mientras copiaba yo al viejo rico (parte descriptiva. No significa -aclara Borges- “remedaba yo al viejo rico” sino “copiaba a máquina lo que el viejo rico dictaba”). Oh rey de Inglaterra ¡viva! (Castañeteos. Exaltación patriótica) El nombre de tu esposo es Federico. (Dénouement aristotélico). Córdova Iturburu trató de leer algo, pero no encontró las papeletas. Gombrowicz se declaró rey de los poetas. Miércoles, 12 de diciembre. Habló de Roberto Arlt: “Era muy ingenuo. Se dejaba engañar por cualquier plan, por descabellado que fuera, para ganar mucha plata, a condición de que hubiera en él algo deshonesto. Por ejemplo se interesó en el proyecto de instalar una feria para rematar caballos, en Avellaneda. El verdadero negocio consistiría en que clandestinamente cortarían las colas de los caballos, venderían la cerda y ganarían millones. Era comunista: se entusiasmó con la idea de organizar una gran cadena nacional de prostíbulos, que cos tearían la revolución social. Era un malevo desagradable, extraordinariamente inculto. No sabía hacer absolutamente nada. Me explicaron que sólo en El Mundo supieron aprovecharlo. Le encargaban cualquier cosa y después daban las páginas a otro para que las reescribiera. Dicen que reuniendo sus aguafuertes porteñas, que son trescientas y pico, podría hacerse un libro extraordinario. Imaginate lo que será eso. Las escribía todos los días, sobre lo primero que se le presentaba. Menos mal que algún otro las reescribió. Me aseguran que después se cultivó, leyó a Faulkner y todo eso lo demostró en un artículo de dos páginas, algo magnífico, en que estaba todo. “Sobre la crisis de la novela”: qué título. Ya te podés imaginar la idiotez que sería eso. Lo que pasa, según Arlt, es que la gente no comprende lo que es la novela, por eso hay crisis de novelas. En la novela cada personaje debe tener un destino claro, como el destino del tigre es matar. ¿Te das cuenta? Tiene que valerse de un animal para significar la sencillez del destino. Más que personajes describiría muñecos”. De Ricardo Molinari dijo: “Amenazó con no seguir escribiendo si no le daban el premio de poesía. Si no le daban el premio, ya verían, él se declararía en huelga y todo el mundo saldría perjudicado”. De Guillermo de Torre dijo: “Recorrió América. No trae de todo el viaje una experiencia memorable, una frase quotable [citable]. Mero énfasis. ¿Se interesó por el papiamento? No. Visitó la Casa de España y el centro de Profesores. únicamente trajo esta observación sobre [Alfonso] Reyes, no sé si memorable: Se ha dejado crecer la barba. Como es de estatura tan baja, parece un gnomo”. 1957 Viernes, 14 de junio. Borges me refiere: “Durante la comida, continuamente Mujica Láinez venía de su asiento a nuestra parte de la mesa. El propósito de estos viajes, que Mujica no ocultó, era tocar la nuca de un muchacho que lo emocionaba. “Se parece a Belgrano”, exclamó Mujica Láinez. “¿Usted, Manucho, admira a Belgrano?”, preguntó Wally Zenner. “¿Cómo no voy a admirarlo? -replicó-: con esos muslos y con esas caderas”. Borges comentó: “Va Ma- nucho al Museo de Luján y todas las antiguallas reviven. Manucho no mira los cuadros fríamente; es un contemporáneo de lo que está mirando”. Lunes, 2 de septiembre. Me refiere que Miguel, su sobrino, compró en estos días una segunda biografía de Gardel, de quien es muy devoto. “Ay -exclamó Miguel-, qué golpe. Se llamaba Gardez y había nacido en Provenza”. Borges: “Le contesté que hubiera sido peor que fuera bávaro, o belga, o suizo; que uno pudiera preguntarle: ¿De qué cantón es usted?”. Bioy: “Sin duda il roulait les erres” (en alusión a cómo pronuncian la erre en el sur de Francia). Borges: “Nunca lo vi. Una vez fui con Mastronardi a un cinematógrafo, a ver La batida, con George Bancroft; anunciaron que Gardel iba a cantar al final: nos fuimos sin oírlo, porque no queríamos que el efecto del film se nos arruinara”. Yo dije, y mi padre confirmó, que durante mucho tiempo Gardel cantó vestido de gaucho. Era la época de Gardel-Razzano. Mi padre: “De aspecto, Razzano, a pesar de las dos zetas, era un poco mejor”. Borges: “La cara de Gardel era la típica cara del otario. Malevo, sí, pero malevo sonso. Quien tenía ese mismo tipo de cara, estúpida y abundante, era Florencio Sánchez. Una vez, por cuestiones políticas, detuvieron a un grupo de personas, entre las que estaba Florencio Sánchez. El vigilante lo miró y le dijo: “Vos no. Tenés demasiada cara de otario”. Bioy: “A mí, Gardel nunca me gustó mucho como cantor de tangos. Lo vi y no me dejó ningún buen recuerdo; más me gustaron Azucena Maizani, Sofía Bozán, Rosita Quiroga. De los cantores de antes me gustaba Alberto Vila: cantaba admirablemente “Agua florida”. Hablamos de la posibilidad de hacer una biografía de Gardel, en la que se dijera cosas inconvenientes, como sin darse cuenta (que era provenzal, un troubadour, que se llamaba Gardez, que era el zorzal francouruguayo, etcétera). [...] Miércoles, 25 de septiembre. Borges me dice que el actor [Francisco] Petrone le ha propuesto que hagamos un libreto para filmar el Martín Fierro. Borges: “Tenemos que escribir hacia el tema, no desde. Hay que empezar con algo que muestre que no seguimos el libro, para que el espectador no haga comparaciones. No podemos mantener los versos, porque si no el film parecerá una ópera. Tal vez al final pueden ponerse algunos versos”. Bioy: “Casi fuera del film. Casi a Hernández, en su hotel. Que el film se acepte como la vida de Martín Fierro, que luego versificó Hernández. Nadie cree que esa vida, de ser real, pudo transcurrir en verso”. Borges: “Es mejor esto que si nos proponen Don Segundo. En Don Segundo todo se reduce a movimientos de hacienda, de acá para allá. Y después está esa relación desagradable entre don Segundo y el relator... Si aceptamos la proposición vamos a tener que trabajar en serio”. Bioy: “Desde luego. No como para los cuentos de Bustos Domecq, últimamente, que trabajábamos muertos de sueño, una noche por mes”. Borges: “Podríamos ir a tu estancia. Podría tal vez filmarse allá algunas tomas. Es mejor describir el campo por fotografías que por frases. Se muestra un ombú y no debe uno escribir la palabra”. Bioy: “No debemos parecernos a Dávalos”. Borges: “Es una lástima que no podamos limitarnos a la Ida”. Jueves, 26 de septiembre. Hablamos del film sobre Martín Fierro. Borges: “Podríamos empezar un poco antes que el poema”. Bioy: “Las escenas de felicidad, con la china, y cada cual levantándose de mañana a buscar su caballo, en un film nacional, pueden ser muy tontas”. Borges: “Los versos son lindos, pero la escena... es casi la granja modelo. Una solución, serían los dibujos animados”. Mi padre: “Es claro: “Venía la carne con cuero,/ la sabrosa carbonada” y se la ve avanzar por sus propios medios”. Borges: “Se ve a Fierro como un gallo montado en un chancho. Otro problema son los indios”. Bioy: “Aunque el país está lleno de gente aindiada, en nuestro film se les verá el tizne”. Borges: “Petrone dijo: ‘Hay que mostrarlos como sombras’”. Bioy: “La vida en la frontera, será, entonces, una vida ociosa”. Borges: “O si no podemos sugerir que todo lo importante ocurre en los márgenes de la pantalla. ‘Voy a pelear con los indios’. ‘Vengo de pelear con los indios’”. Silvina: “Para indio tienen a Susana Bombal. Martínez Estrada sirve para Martín Fierro”. Borges: “Para Cruz no sabríamos por quién decidirnos. ¿[Los editores Gonzalo] Losada o [de Sudamericana, Antoni] López Llausás?”. Bioy: “Podrían aprovecharse los pieles rojas de una película norteamericana”. Borges: “Es claro. Hacer una suerte de centón. Tal vez convendrían más los esquimales, porque la gente no los reconocería como pieles rojas. Para el Viejo Vizcacha -el personaje filosófico que interesa a Petrone, ¡qué idea de la filosofía!- habrá algún putito de la sade. Y con Sábato, ¿qué hacemos? Me han dicho que está pobrísimo. Traté de compadecerlo pero no puedo: es difícil compadecerse de Sábato”. Silvina: “¿Y qué tal es, como persona, Petrone? ¿Es antipático?”. Borges: “Antipático, no, pero la conversación con él está llena de desencuentros. En realidad, va a ser muy difícil de hacer el film. Pensá: cuando se vea el ejército, la bandera argentina, y la gente tratando de huir para que no la enganchen. Va a parecer un ataque contra el ejército, en favor del Descamisado...”. Bioy: “La posibilidad está en el libro”. Borges: “Habría que mostrarlo a Fierro como a un hombre a quien el azar de las circunstancias va convirtiendo en criminal y después se le descorre el velo, comprende lo atroz de su destino y habla. Un personaje de Bernard Shaw es nuestra única posibilidad. Los consejos que da, entonces, deben ser verdaderos, no como los que da el libro, tan de ocasión. De todos modos, no veo cómo vamos a evitar que se vea ese destino como el de un peronista perseguido por la sociedad y el ejército: se verá al ejército en un mal papel y se pensará que es un ataque al ejército de hoy”. Bioy: “Habría que mostrarlo en un mundo tan duro que no se tome como metáfora de otro”. Borges: “Sería un mundo muy duro”. Bioy: “Mostrar un destino individual. Como en las novelas de Faulkner”. Borges: “Sí, hechos que ocurrieron una sola vez; esa sola vez”. 1958 Sábado, 2 de julio: Leemos cuentos para el concurso. Borges: “Cuántas formas del error”. De un cuento: “Con qué minuciosidad y complejidad explica cosas desprovistas de toda importancia”. 1960 Domingo, 6 de noviembre. Come en casa Borges. [...] Dice: “Strindberg es pésimo. ¿Cómo pueden compararlo con Ibsen? Una vez, Strindberg publicó la descripción de un almuerzo; su anfitrión, desesperado por el retrato que de él se presentaba, se suicidó. Es que un artista no se resigna a contar exactamente cómo fue un almuerzo en una casa burguesa. Inventa algo”. Octavio Paz envió a “Sur” un poema de amor, con el verso tus pedos estallan y se disipan. Borges: “Se verá a sí mismo como un conquistador de nuevas regiones para la poesía... Qué regiones”. Bioy: “Menos mal que se disipan”. Borges: “Si no, serían esos pedos sin ruido y sin olor, de que hablan los chicos; la idea abstracta... Mejores son los versos de Quevedo La voz del culo que se llama pedo Poesía didáctica. Versos de tono explicativo. O aquello de el pedo, ruiseñor de los putos. ¿Vos creés que Quevedo sabía tan poco de putos que imaginaba que para ellos el pedo era una suerte de reclamo, que usaban para llamarse unos a otros? ¿O en las calles se oyen fusilerías de pedos, reclamos de putos llamando a putos? O más bien quiso indicar que eran una voz dulcísima, pronunciada por la parte que les interesaba... On ne peut pas y aller plus loin en vulgarité (no se puede llegar más lejos en la vulgaridad). Una palabra tan noble como ruiseñor, perdida entre pedo y putos. Está escrito con mucha rabia, contra alguien. Les tendría rabia a los putos... Qué bien que una cosa pueda elogiarse por su fealdad. Sin duda la línea es superior al contexto. Quevedo llamaba al culo sima barbada”. Sábado, 31 de diciembre. Come en casa Borges. Brindamos con champagne. Después de comer, Borges y yo vamos a la ventana de la sala de Silvina, a esperar las doce. Borges: “Esperamos algo que no sabemos bien en qué consiste”. Miro los árboles y los senderos de la plaza, la estatua de Alvear y pienso en la máquina del tiempo de Wells y en que todos somos unas máquinas de tiempo de vuelo de ave de corral. “Qué raro -comenta Borges- que en tantos años como viví no hubiera un momento en que yo haya estado más adelante en el futuro que ahora".

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