1.4.09

Domingo de Ramos :De la soledad poética a la choledad cosmopolita

Domingo de Ramos: de la soledad poética a la choledad cosmopolita *Por Ulla D. Berg La historia personal de Domingo de Ramos comienza donde empieza uno de los temas fundamentales del Perú contemporaneo: Las grandes migraciones del campo a la ciudad. Su madre Eulalia Ramos Q. migró de Ayacucho a Ica a los 16 años para trabajar en las plantaciones de algodón en la costa, escapando de los abusos de su abuelo con quién vivía en Ayacucho. En Ica, conoció a Bernardo Ramos Castro con quién había de tener tres hijos: Eva, Juan y Domingo. Don Bernardo, natural de la ciudad de Ica, era capataz de una hacienda y tenía además una pequeña chacra en el distrito de Pueblo Nuevo donde vivía con Eulalia. Siendo los niños aún pequeños, Bernardo se fue de la casa. Eulalia se quedó sola con sus tres hijos hasta que un día su padre regresó para llevárselos sin su consentimiento. Eulalia los buscó sin éxito durante un tiempo y finalmente decidió irse a Lima donde ingresó a trabajar como empleada doméstica en la casa de una familia española. Acompañada de su segundo marido, Don Pedro Rivera, regresa a Ica para buscar a sus hijos. Solo logra volver a Lima con el menor, Rómulo Domingo. Así Domingo llega a Lima a los tres años a vivir con su madre y padrastro en San Juan de Miraflores. La familia se ubica en Pamplona Baja (Ciudad de Dios) en una zona de casas pre-fabricadas, de una sola pieza, hechas por el Ministerio de Salud donde el padrastro de Domingo trabajaba. Al transcurrir los años consiguieron un terreno en la zona D de San Juan de Miraflores y poco a poco Eulalia y Pedro construyeron su propia casa con agua, luz y alcantarillado. Domingo pasó la mayor parte de su infancia allí, entre calles polvorientas, vendedores ambulantes, perros sin dueño, y casitas de estera, mientras Lima crecía a sus alrededores y los cerros seguían poblándose. A los 15 años, todavía estudiante de secundaria en un colegio estatal de la zona y sensibilizado por la situación social y política del país en los años setenta, Domingo empieza a militar en el Partido Comunista Revolucionario (PCR) y a participar en un círculo de estudio. Es en ese contexto que empieza a relacionarse con los libros. Leía tanto poesía social como textos de análisis marxista y de historia del Perú. Empezó a frecuentar la biblioteca municipal de San Juan de Miraflores. Allí conoce la obra de Rubén Darío con la cual empezó su vocación por la poesía. Entonces se dedicó a leer a los clásicos griegos y romanos, los poetas italianos del siglo XIII, la poesía del siglo de oro español y la poesía romántica inglesa. En 1982, ingresa a la Universidad de San Marcos en la especialidad de Sociología, y se aleja del partido, asumiendo posturas más bien anarquistas. Al poco tiempo deja la militancia política y sus energías se canalizan sólo en la búsqueda literaria, indistinguible de su búsqueda personal. El centro de su vida social se desplaza del barrio donde vive hasta el centro de Lima y otros lugares que frecuenta con amigos poetas y artistas. En San Marcos, Domingo conoce a Róger Santiváñez y fundan con otros compañeros el Movimiento Kloaka. Kloaka (1982-1984) surge en el contexto del inicio de las políticas neoliberales en el país, la transición a la democracia formal luego de dos dictaduras militares, y el aumento de la violencia social y política de los ochenta. Cómo han indicado otros autores (Mazzotti 2002, Zevallos 2002), Kloaka no era sólo un movimiento juvenil contestatario, desencantado con la clase política dominante y la cultura de la pequeña burgesia ilustrada. El grupo representaba también una propuesta estética, crítica, política y experiencial que llamaba a convertir la circunstancia del deterioro generalizado en el país en energía creativa. Estos ‘aristokratas del kaos’, en las palabras de Santiváñez, organizaban eventos de arte total, incluyendo en sus recitales además de la poesía, el rock subterráneo, la plástica y el performance. Con irreverencia y convencidos de la necesidad de desmitificar y descomponer los valores de la cultura dominante del Perú oficial, fundados sobre el racismo, el clasismo y la exclusión, todo quedaba denunciado en estos recitales y en sus manifiestos, desde el gobierno central y los movimientos de izquierda hasta las instituciones literarias del país incluyendo reconocidos poetas de generaciones anteriores. El encuentro con Santiváñez, y luego con otros compañeros de ruta, fue fundamental para Domingo en su relación con la literatura. Santiváñez tenía una pequeña biblioteca en su casa en el Rimac, que Domingo empezó a frecuentar y de donde se llevaba libros prestados. Con Kloaka, Domingo empieza a escribir más. La experiencia con el grupo le impulsa a publicar dos conjuntos de poemas, el primero en 1986 en la revista Kloaka Internacional editado una plaquetta Poemas por José Alberto Velarde en Paris ya luego de que el grupo se había disuelto, y el segundo en la selección La última cena: Poesía peruana actual redactado en 1987 por José Antonio Mazotti en colaboración con Róger Santiváñez y Rafael-Dávila Franco. También aparece unos poemas en la revista Ojo de Agua y en la página cultural del Diario de Marka. En 1988, publica su primer libro de poesía Arquitectura del Espanto (Asalto al Cielo Editores, Lima). Cómo la mayoría de sus compañeros de Kloaka, Domingo vivía en ese entonces de escribir periodismo cultural, y con las actividades periodísticas su circulo de amistad se amplia. Las huelgas prolongadas en San Marcos a mediados de los ochenta lo impulsan a dejar la Universidad, momento a partir del cual se dedica a tiempo completo a escribir y deambular por la ciudad en interminables excursiones nocturnas – no exentas de cierto nihilismo - desde Jirón Killka hasta Barranco y desde Comas hasta San Juan de Miraflores. Estos paseos nocturnos con ‘la banda’ le proveen el combustible existencial para escribir y nutre luego su poesía en forma de personajes, lugares, prácticas y circunstancias propias de este espacio urbano, a veces violento y apocalíptico, a veces tierno y sutil, y siempre lleno de ansiedades y tensiones emocionales, históricas y sociales. Entre los suyos, la militancia política y su decisión de dejar la universidad y dedicarse de lleno a la poesía no encontró más que gestos de desaprobación y se agudizan las diferencias en la familia. Poco importaba el interés despertado y el reconocimiento que el poeta había empezado a recibir de algunos sectores en los círculos literarios limeños al divulgarse más ampliamente su poesía. En esta encrucijada familiar, su madre sigue siendo una figura emocional importante tanto en la vida como en la poesía de Domingo de Ramos, evidenciado en poemas como N.N (Arquitectura de Espanto). La herencia cultural andina y migrante, incluyendo la presencia del quechua en el hogar de su infancia, ha marcado su poesía en forma de uso de palabras, imágenes y experiencias propias de los provincianos en la capital. Mientras la obra de Domingo de Ramos suele ser clásificada como parte de la producción literaria de la generación de los ochenta, la década de los noventa ha sido hasta ahora la más productiva para el poeta. En 1993 publica Pastor de Perros (Asalto al Cielo Ediciones, Lima), en 1995 publica Luna Cerrada (Asalto al Cielo Ediciones), y en 1996 publica Ósmosis (Petroperú, Lima) con la que gana el Premio Copé de Plata. A raíz de la publicación de Osmosis, Domingo recibe una invitación a Finlandia por parte de su amigo el politólogo Teivo Teivainen. Con el dinero ganado por el premio Copé viaja a Europa donde durante 4 meses recorre España, Francia, Holanda, Finlandia y Rusia. El viaje fue una apertura en todos los sentidos. Allí se confronta con el mundo mítico de Europa que se había creado a través del cine, de la poesía ,de las novelas y del teatro. Pero el encuentro con el viejo continente también fue una frustración para el poeta que había llegado con la expectativa de quedarse. Ya a mediados de los noventa la xenofobia iba en aumento y era cada vez más difícil para un extranjero entrar y permanecer en los países de la Unión Europea. Desde Paris, Domingo escribe a su madre: “Querida viejita linda y extrañadísima, estoy bien pero se me acaba la plata y no hay manera de quedarse pero estoy viendo la forma de quedarme. Tengo muchos proyectos y quisiera tener más tiempo. No hay trabajo para nadie y menos para extranjeros y sin papeles en regla. Es difícil yo estoy haciendo lo imposible para quedarme. Esta es mala época. Pero ya veremos. Te contaré como me va en el futuro” (18/11/96). Fracasado como proyecto migratorio, el viaje termina con el regreso del poeta al Perú donde inicia un proyecto personal de investigación sobre las migraciones humanas. En 1999, publica "Las Cenizas de Altamira" (Lima) con la ayuda logística de su amiga incondicional Charo Torres. Sobre este trabajo Domingo escribe: “Supongo que este libro es uno de los eslabones que me conducirá a otra obra que ya tiene varios años en mi cabeza, como un nonato azulino, palpitante, aún sin habla, ni ritmo, ni tono, ni nada. Pero con la idea desvainada. Escribir una obra de las migraciones humanas. Ese sería mi libro utópico y bello, y éste es el comienzo sin tener final”. Podríamos incluso decir que todos sus libros hasta la fecha son eslabones que juntos constituyen una reflexión poética sostenida sobre el lugar de la migración, la itinerancia, y la pertenencia (o falta de la misma) en la sociedad peruana. La mayoría de sus escritos, giran en torno a la subjetividad histórica de estos procesos, incluyendo las circunstancias sociales y los acontecimientos políticos y emocionales que los han producido y que los enmarcan como experiencia. Estas experiencias, provenientes de la migración interna y la vida cotidiana en los barrios urbano-marginales, conviven en su poesía de manera horizontal con las referencias literarias “cultas” y de cultura popular masiva, haciendo de la obra de Domingo de Ramos una propuesta estética única desde la choledad cosmopolita, que nos permite mirar en su conjunto las estaciones ya recorridas en el viaje de este poeta de las migraciones y los tránsitos, que apenas ha empezado a recibir el reconocimiento que su obra merece. Nueva York, Mayo USA. *Catedrática ,cineasta y antropóloga nacida en Dinamarca. Enseña en la Universidad de Rutgers New Jersey.USA. Obras citadas. MAZZOTTI, José Antonio. Poéticas del flujo: Migración y violencia verbales en el Perú de los 80. Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2002. ZEVALLOS AGUILAR, Juan. MK (1982-1984): Cultura juvenil urbana de la postmodernidad periférica Lima Ojo de agua editores.

1 comentario:

Anabel Botella dijo...

Hola Domingo. Anoche me pasé por tu blog, pero al final lo dejé para hoy el poder leer con tranquilidad. Desde luego, ésta, la tuya, es una vida de superación personal. Siento que en Europa seamos xenófobos, pero tenemos aún muchos prejuicios. No todos somos iguales, afortunadamente, y en el futuro espero que las fronteras estén abiertas a todos los ciudadanos del mundo, que como tú, aman las palabras.
Saludos desde La ventana de los sueños, blog literario.