EL POETA (PERUANO) DOMINGO DE RAMOS Y 10 CANTOS A LA LUNA LLENA
(DE CALZONES)
Eran otros tiempos
definitivamente
yo levanttaba la mano
y se levantaban los árboles y
las cordilleras
ahora que
levanto la misma mano
se yerguen también la flora sarcástica
los minerales
los huesos y
riñones
de mis amigos muertos
enterrados
bajo la paja y los barcos
oxidados mil años
cascos solitarios y
cuevas
iluminadas por un solo
helicóptero
y su bocina
(nov 89)
CONSOLÁ POEM
(RETABLO)
El poeta Domingo de Ramos
se detuvo frente a la península
y un mar de arena le pico adentro los ojos
Oh viento Oh paraca Oh manto
de leche formando telarañas
sobre mi cara enrojecida
dijo para sí
en voz baja
mientras todo alrededor
rugía
y de la tierra
emergían sólidos brazos de barro
que todo sin cesar
pugnaban devorar
Maldita soledad
Ventolera sacramental
Qué es toda esta misa a ciegas
Iglesias rajadas para siempre como en núbil sueño
si tan sólo viera a padres sin sotana
volando locos por el cielo
o mi padre renaciera
para tomarme profundo entre sus brazos
o mi madre me dijese
lo que siempre quise oír
entre su locura ajena olvidada de mí
y soy por nada émbolo exiliado
dispuesto a volarlo todo
ríspidas turgencias que pueblan de cangrejos oscuros
mi abrumado corazón
en esta hora china chola
pajarera
enrrollado el tiempo en el metal del mar
todo ha de caer y ya no estaré
ni la poesía y ya no estaré
yendo de balde a detener el fin
de esta ciudad
odiada
donde crecí
sin embargo crecí
oh si crecí
en el pasto de las calles
deambulando entre viejas cocheras vacías
oscuras siempre oscuras
en este centellar de rama en rama
de bar en bar
y las multitudes que atropellaron sin piedad
mi trémula sonrisa
No ya no estaré
y es el alma tan anticcua lo que duele
el embrujo de una lágrima pulverizada
por un tiempo de masas
que venían sin nada que perder
a fundar una caverna
lo que sea
en este siglo que termina
En esa lágrima nací
me formé fuerte como todos
veneno que come veneno
me hice inmortal para mis adentros
y bajé empedrado como todos entre fuego
tambores de la noche arcos de hueso
himnos guerreros cercando esta ciudad
Nací para la arena
y los perros
mirando como si tuvieran dueño
hablándome en otro idioma
difícil comprender
secretas palabras para nadie
frente a un océano de serpientes nórdicas
Allí revolví mi cabeza
lavé mis ojos
bebí sin saber lo que bebía oh si bebí
y sólo después supe que el tiempo era breve
y escribí
afiebradamente escribí
noche tras noche
como una canción
y estuve solo para siempre
enredando todos mis pelos en una caleta
donde se formó mi masa
Herido cuerpo, herida tierra
La muerte ha venido sibilina
sorprendiendo
enredándonos
caracoles que huyen o creen huir
en laberinto de hueso
y no hay fortuna
ni salida ni remedio
y me enceguezco
y me mutilo
y me vuelvo a enrrollar
en útero vacío
y es mi madre nuevamente
que adviene joven
limpia el corazón
y entre su ternura inconciente
me llama por mi nombre
como si de pronto todo mágicamente
se reordenase
como si no hubiesen greñas ni batallas
como si este mundo girara en sentido contrario
y nadie hubiese muerto
entre los escombros
de mi huerta natal
o como si los muertos estuviesen aquí
tan alegres de estar con Domingo
en esta poesía
pero no, me digo
son tan sólo sombras epilépticas
falsos recodos de agua
y es la vida un himno de Beathoven
una ópera que cae sobre mí
un aria un violín desterrado
o un réquiem
o un solo de batería que me enajena y ensordece
no lo ves?
nunca pude escribir un poema de amor
y sin embargo viví astillado en el amor
porque se da amor o se recibe
sin saberlo
y es el amor el centro de tantas palabras
ojo ciego de huracán
estación central
costa y sierra en el paquete de tierra
que se vuelve polvo entre mis dedos
solo frente al mar
en mezcla siútica de Humareda y Adán
me digo palabras que nadie más sabrá
mi poema personal
y enfundado en gruesas botas negras
renazco vuelta a la otra margen
los setenta los ochenta los amigos
los licores las estrellas
el cielo siempre abierto siempre el mismo camarada
y el rostro de las bellas mujeres
que besé
se arremolinan ante mí
y ya no hay dolor
ni oración que lo convoque
tragado por un tiempo más veloz
de lo que soñé y me deseé
me planto ante el vacío
de esta noche
abajo bulle el mar
escucho gritos
alguien llama
Oe Oe dónde vas?
Oe tío dónde vas?
Me sumergo en las imágenes
y vuelvo a caminar
de niño
con las viejas
las esquinas
los gatos y las paracas
que nunca dejaron de empujar
mi pecho en sol de poesía
y no hay remedio
en este amanecer ingrato
ni una sola copa caliente
ha de mover mi corazón
de este pedestal para nadie
donde soy más fuerte
más joven todavía
y donde sin querer queriendo me he quedado dormido
lleno de inmensa paz
escuchando mi propia risa
apaciguada
mi propia risa,
linda,
lindo,
en calma chica o grande
pero serena calma al fin
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