11.4.10

Poema de María Piedad Cobos

Mi identidad nace donde mueren las sombras, luz es mi nombre y en mí todos creen , todos me conocen y sólo unos pocos saben verme…es acaso un lugar bello aquél que el hombre imagina sin pensar ni siquiera en sus recónditos propósitos sino nada más cuando el viento deja que el pensamiento incógnito remanse su paz. Gracias por no saberme como aquél que no me quiso, y perdón por dejarme hacer como una marioneta mordida en tus manos, niña perdida de amor que gira sobre su vestido esperando que bajo las enaguas encuentres el yugo que tanto persigues y que yo te dejo conocer para que conozcas la libertad. Es azul el cielo como moradas las nubes esta noche de día intangible, abrumado te encuentras por mi desmesura y yo desmesurada me refugio en tu corazón triste que desea aquella paz que sólo encontramos en las estrellas. Más allá de Sirio y más acá del Sol habitan nuestros amigos, entrelazados nuestros besos se someten a la dulzura de no hacer nada…esa corona que te regalé tiene siete puntas como maravillas anquilosadas de algún tiempo en que fuimos súbditos de nuestras metas, renace como el Fénix y encamínate a la luz conmigo, así conocerás a esta Isis anacrónica que te habla esta mañana presurosa de amarte.

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