18.10.11
La pasión de Delacroix
El primer mérito de una pintura", escribió Delacroix en su cuaderno de notas hacia el final de su vida, "es ser una fiesta para el ojo". Esta exposición es pues, una gran celebración. Es la más importante que se realiza de Eugène Delacroix (1798-1863) desde la gran retrospectiva que se organizó en París, en 1963, con motivo del centenario de su muerte. Con ese reclamo abre la temporada CaixaForum Madrid, con la muestra más completa sobre la trayectoria del pintor francés en España. Organizada en colaboración con el Museo del Louvre, reúne 144 obras procedentes de colecciones públicas y privadas de Europa y América, entre ellas la National Gallery de Londres, el Metropolitan de Nueva York o el Art Institute de Chicago. Algunas de las piezas se verán por primera vez en España, algo a celebrar doblemente, ya que es uno de los artistas del XIX menos representado en colecciones españolas.
Aunque en esta completa revisión se echa de menos la conocida La libertad guiando al pueblo (1830), la ocasión es perfecta para conocer muchos detalles, estudios preparatorios, versiones y caras B del artista que pasó a la historia del arte como el mayor colorista del siglo XIX y el revolucionó la pintura en el cambio de siglos. Como la gran referencia de Van Gogh, precedente de los impresionistas y figura clave del Romanticismo.
En su círculo de amigos había pocos artistas y muchos músicos y escritores como Stendhal, Victor Hugo, Alexandre Dumas, Schubert, Chopin o Baudelaire quien escribió del pintor que "estaba apasionadamente enamorado de la pasión". Aunque hubo artistas con los que mantuvo una relación fructífera (por ejemplo Gericault, para quien hizo de modelo para su famosa La balsa de la medusa), la disputa entre él e Ingres, entre color y línea, es una de las piezas del decorado de los cursos estándar de historia del arte.
La exposición está dividida en tres grandes períodos, cada uno precedido por un retrato del artista, dos pinturas y una fotografía. Incluye obras que se han convertido en referentes de nuestra cultura visual, como Grecia expirando sobe las ruinas de Missolonghi, uno de los bocetos de la Muerte de Sardanápalo o Las mujeres de Argel en sus habitaciones (excepcionalmente prestada por el Museo de Louvre y que inspiró la casi homónima versión de Picasso), que Delacroix pintó tras su viaje por el Norte de África en 1832, después de recorrer diferentes ciudades españolas.
Precisamente, en una de sus visitas a nuestro país Delacroix escribió que "todo Goya palpita a mi alrededor". Aprovechando esa relación CaixaForum Barcelona ha programado la exposición Goya: Luces y Sombras, que inaugurará el próximo 16 de marzo casi un centenar de obra entre óleos, grabados y dibujos. Será otra de las exposiciones estrellas de la institución esta temporada.
Sébastien Allard, comisario de la exposición y conservador jefe del Departamento de Pintura del Museo del Louvre, destaca como piezas clave Medea, Hamlet y Horacio en el cementerio, Mujeres de Alger en su aposento (1834) Saint Sebastien y los Autorretratos de Delacroix.
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