21.12.11
Mickey Rourke en nueva película
El actor Mickey Rourke recordado por la Ley de la calle de Fracis Ford Coppola vuelve a Hollywood con una nueva película. Aquí su entrevista:
Mickey Rourke: "No me sale decir que todo es estupendo y fantástico, no va conmigo"
Esta semana se estrena la taquillera 'Inmortals', de la factoría de '300', en la que el resurgido actor da vida al Rey Hypherion. Además, planea llevar al cine la vida de un jugador de rugby homosexual y tal vez regresar a 'Sin City'
Rosa GAMAZO
La edad le ha envilecido por fuera, sin embargo por dentro Rourke ha dado un cambio radical respecto a su errático comportamiento de antaño. El que fuera el sueño erótico de millones de féminas tras protagonizar Nueve Semanas y Media ha pasado a convertirse en una sombra 'clembuterolizada' de lo que fue. A pesar de la apariencia física, Rourke ha renacido de sus cenizas y como actor ha vuelto a demostrar que tiene un talento indiscutible. Desde que Robert Rodríguez le diera una oportunidad en Sin City tras diez años sin actuar, hasta el papelón que le ofreció Darren Arronofsky en The Wrestler, Mickey ha tenido que demostrar a Hollywood que ya no es el impresentable que siempre llegaba tarde a los rodajes, pero como el admite "la puede joder en cinco minutos" y volver a sus viejas costumbres. Para Rourke el control sobre sus instintos es una lucha que le durará toda la vida, pero de momento ha aprendido la lección de las consecuencias que pueden traer. Ahora estrena Immortals, dando vida al Rey Hypherion junto a Henry Cavill (The Tudors) y Frieda Pinto (Slumdog Millionaire).
Pregunta.- ¿Cuánto días tuvo que trabajar en Immortals?
Respuesta.- Unos ocho días.
P.- Siempre le ha preocupado hacer ejercicio y estar en forma. ¿Hizo algo diferente para este personaje?
R.- Acaba de hacerme una operación. Me había desgarrado el bíceps y me tuvieron que operar porque había perdido el tendón. La operación no pareció haber funcionado demasiado bien y me quedé un poco preocupado porque no sabía si sería capaz de atarme los zapatos. Llevaba en la película todo el brazo cubierto porque no estaba seguro de poder utilizarlo y además tenía una cicatriz enorme. Me van a tener que poner el tendón de un cadáver para arreglarlo.
P.- ¿Cómo se dañó el tendón?
R.- Jugando al rugby a las cuatro de la mañana tras beber en un pub de Londres. Perdí (risas). Pero me lo pasé muy bien, los tipos con los que jugué me dieron una revista sobre su club de rugby, juegan en un equipo llamado Huntersfield Bears y nos hicimos amigos. En la revista leí este artículo sobre Garret Thomas, un jugador de rugby que recientemente ha confesado que es homosexual. Se comentaba en el artículo y en un programa que vi luego en la televisión lo valiente que ha sido por tomar esa decisión. Decidí montarme en un avión y encontrarme con él porque me apetece llevar su historia a la pantalla grande. Tengo los derechos y vamos a hacer la película, lo que me alegra mucho. Gareth se ha jubilado del rugby hace tres días. Estoy escribiendo el guión y probablemente rodaremos en marzo.
P.- También estrena dentro de poco Thirteen.
R.- Esa película es una puñetera mierda. Si no me crees, pregúntale a Jason Statham y a Ray Winston.
P.- Ha mencionado que el traje de Inmortals era muy pesado. ¿Las espadas también?
R.- Las espadas estaban hechas de puta goma. Tenían la de verdad y la de goma. Tuve que hacer todo con el brazo izquierdo porque con el otro era imposible. Se me ha quedado un bíceps de un niño de doce años.
P.- Pues otra película más para el currículum...
R.- ¿Le ha gustado?
P.- Es lo que es... entretenimiento en 3D.
R.- Es puro entretenimiento. Yo la vi sin las putas gafas 3D porque me ponen de los nervios. Me dijeron que se notaba diferencia pero pasé. Creo que Tarsem (el director) ha recreado visualmente un mundo espectacular, de ensueño.
P.- ¿Le gusta verse en las películas que hace?
R.- Prefiero no hacerlo, pero en el caso de Immortals, como es tan alejado de lo que soy y es un personaje tan irreal, sí me apetecía verlo.
P.- Siempre ha sido muy honesto en su opinión respecto a las películas que ha hecho. Esa honestidad no es muy común en Hollywood. ¿Piensa que es una de sus características originales que ha decidido no cambiar tras tu vuelta a la industria del cine?
R.- No me sale decir que todo es estupendo y fantástico, no va conmigo. Nunca he hecho una película de este tipo y eso me llamó la atención. Lo más importante es que me lo he pasado bien haciéndola. Pero lo que piense yo tampoco tiene tanta importancia. En el fondo a quien le tiene que gustar es al público y Tarsem ha hecho un buen trabajo. Creo que hay una cierta tendencia a hacer películas de este tipo y es porque hay una audiencia para ello.
P.- ¿Siente que en ocasiones se está traicionando a sí mismo o piensa que Hollywood es lo que es y que uno se tiene que adaptar?
R.- Es cada vez más fácil adaptarme. Es algo a lo que me he acostumbrado. Es un negocio y hay mucho politiqueo. Hace 20 años era para mí casi imposible, hoy en día es diferente. Lo voy aceptando.
P.- ¿No cree entonces que si todo el mundo fuera tan honesto como usted las cosas funcionarían mejor en este negocio?
R.- No lo sé, porque esto es puro negocio, la obsesión es hacer dinero. Hay tantos intereses creados que sería difícil cambiarlo. Cada vez que hay dinero de por medio todo se vuelve gris ya no es ni blanco ni negro. Nunca sabes quién te dice la verdad y quién no.
P.- ¿Cuál diría que es la película que ha hecho que más le ha divertido o reportado más alegrías?
R.- The Pope Of Greenwhich Village, de Stuart Ressenberg, y con Eric Roberts. Estuvimos rodando en Nueva York y nos lo pasamos como nunca.
P.- Frank Miller ha mencionado que le quiere para Sin City 2. ¿Se apuntará?
R.- Depende de lo mucho que me quieran (guiño). ¿Me entiendes verdad?
P.- ¿Le gustó el personaje?
R.- Sí, me gustó mucho. Soy un poco claustrofóbico, así que pasar otra vez por las tres horas de maquillaje me echa un poco para atrás. Al final acabas con el látex pegado a la cara unas catorce horas y hay un producto químico que usan para adherirlo a la piel que a veces se me mete en los ojos y me los irrita. Para más INRI, los dientes falsos. Recuerdo que cuando estábamos rodando la película en Texas conocí a una chica una noche que salimos a un bar y al día siguiente vino al set, la invité a comer conmigo. No puede quitarme el maquillaje para comer. No la volví a ver jamás (risas).
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